Por Nedelka Tamariz y María Elena Mamani
El equipo multiplataforma de Latina Noticias se adentró en la experiencia diaria de los usuarios del Metropolitano en la Estación Naranjal. Lo que encontramos fue una odisea que desafía la paciencia de miles de limeños y que tiene un impacto en su salud mental que no debe pasarse por alto.
Claudia, una joven de 23 años, se convirtió en el rostro de la experiencia que viven diariamente miles de usuarios del Metropolitano. Todos los días, a las 6:30 de la mañana, sale de su casa en Puente Piedra para enfrentar una odisea que comienza en la Estación Naranjal. Empujones, colas interminables, gritos y molestias son parte de la rutina que esta joven estudiante y trabajadora enfrenta día tras día.
Claudia nos comparte su experiencia: «Casi se queda mi lonchera con el chico», dice con humor luego de entrar a empujones al bus. Detrás de la risa, se oculta la tensión y el estrés que siente al enfrentar una larga cola y dirigirse a su trabajo.
Para miles de limeños, la palabra «Metropolitano» se ha vuelto sinónimo de viajes que desafían la salud mental de muchos. A las 7 de la mañana, nos encontramos en la Estación Naranjal, donde más de 100 mil personas transitan a diario. Personas como Claudia, una joven de 23 años, enfrentan diariamente la realidad de un sistema de transporte masivo que, si bien les ahorra tiempo y dinero, regala dosis de estrés y ansiedad.
Las colas de los distintos servicios de buses se mezclan, aumentando el caos. Claudia intenta preguntar y pedir espacio, pero a menudo se encuentra con la indiferencia de los demás pasajeros. Finalmente, después de varios intentos, Claudia logra subir al bus. Es en ese momento cuando experimenta el mayor estrés: «Si ya estás tarde, al menos tienes que subirte en la puerta, lo más rápido que puedas».
La salud mental de estas personas podría verse más afectada de lo que se imagina debido a las largas colas y la tensión que enfrentan en una de las estaciones más transitadas del metropolitano.
El estrés diario al que se enfrentan los usuarios del Metropolitano de Lima está teniendo un impacto significativo en su salud mental, según advierten especialistas en psicología. La exposición constante a largas colas, la espera prolongada y la tensión en medio del bullicio han llevado a un aumento en los trastornos de ansiedad, ataques de pánico, fobias y otros problemas psicológicos, que pueden volverse crónicos con el tiempo.
El sistema de transporte Metropolitano de Lima se ha convertido en un microcosmos de la sociedad, donde se observa una mala gestión de los impulsos y las emociones. En medio de las largas colas, se han registrado situaciones de violencia y acoso, y los malestares asociados a la ansiedad se manifiestan en forma de dolores de cabeza, taquicardias, falta de aire e incluso problemas psicológicos que afectan al corazón.
A mediano o largo plazo, los especialistas prevén que un gran número de personas que utilizan el Metropolitano empezará a sufrir de problemas de estrés, ansiedad, fobias y ataques de pánico. Además, la falta de respeto en las colas, especialmente para las personas vulnerables, está dando lugar a lo que el Dr. Rojas denomina «la ley del más fuerte». La gente, tratando de satisfacer sus propias necesidades y deseos, a menudo no respeta las necesidades de los demás, señala.
El Dr. Rojas alerta que «estamos viendo cómo una sociedad que va a presentar más situaciones de acoso y problemas de gestión de impulsos. Si soy frecuentemente expuesto a situaciones de estrés, va a comenzar a afectar mi calidad de vida y bienestar. Si no gestiono mis emociones, tendré conductas asociadas a la agresividad».
La situación se agrava para aquellos que combinan la falta de sueño con la experiencia de uso del Metropolitano. La necesidad de madrugar para tomar el transporte público y la constante exposición a situaciones estresantes dentro del autobús afectan la calidad de vida y el bienestar de los usuarios.
Un reciente estudio internacional ha arrojado resultados alarmantes sobre el estado de ánimo de los peruanos, posicionándolos en el último lugar de Latinoamérica en cuanto a bienestar emocional. La alerta proviene de especialistas en salud mental del Instituto Gestalt de Lima (IGL), quienes subrayan la necesidad de abordar este problema de manera urgente.
Este estudio, llevado a cabo por la consultora Voices en colaboración con la Worldwide Independent Network of Market Research (WIN), revela que tan solo el 68% de los peruanos considera que su estado de ánimo es bastante bueno o muy bueno. Estos resultados colocan a Perú al mismo nivel que Argentina y muy por debajo del promedio global, que se sitúa en un 78%.
El acceso a atención psicológica y psiquiátrica en Perú es limitado, con un psicólogo por cada 10 mil peruanos y solo mil psiquiatras a nivel nacional, la mayoría concentrados en Lima. Esto dificulta la posibilidad de brindar apoyo adecuado a la salud mental de los peruanos que enfrentan desafíos como el estrés cotidiano del Metropolitano.
Carlos Palacios, director del Hospital Larco Herrera, ha expresado su preocupación por el impacto del transporte público en la salud mental de los residentes de Lima. En una reciente declaración, Palacios afirmó que «los limeños pierden aproximadamente 20 días al año debido al transporte público», lo que, según él, está afectando negativamente tanto a la población como a las relaciones familiares.
El director destacó la importancia de contar con un sistema de transporte integral en lugar de una única línea de metro y una red de trenes que no se complementan adecuadamente. Para mejorar la situación, Palacios abogó por la implementación de normas coherentes que regulen el tráfico y el ordenamiento vehicular en la ciudad.
El director del Hospital Larco Herrera también subrayó que la pérdida de tiempo en el tráfico y la exposición a situaciones estresantes pueden tener efectos negativos en la salud mental de las personas. Esto se manifiesta en la alteración de la capacidad de interactuar y en la aparición de problemas en las relaciones personales, como la impaciencia y el mal humor. Además, la falta de tiempo para compartir con la familia y la imposibilidad de cumplir con compromisos personales pueden llevar a una pérdida de energía y un deterioro en la calidad de vida.
Palacios advirtió que la falta de centros de salud mental en el país también es un problema, ya que actualmente solo existen alrededor de 200 centros de salud mental comunitarios en todo el Perú. De acuerdo al especialista, se necesitan al menos cinco veces más centros de este tipo por distrito para abordar adecuadamente los problemas de salud mental relacionados con el estrés y la ansiedad.
El director del Hospital Larco Herrera concluyó que es esencial tomar medidas para abordar este problema de manera integral y mejorar la calidad de vida de los limeños. Además, enfatizó la importancia de tratar a los demás con empatía, intervenir en situaciones de abuso y garantizar la protección de mujeres y adultos mayores en el transporte público.
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