Latinanoticias.pe

El sultán de Brunei, Hassanal Bolkiah, fue uno de los primeros líderes en llegar al Perú para la esperada Cumbre de APEC 2024; sin embargo, fue su hijo, el príncipe Abdul Mateen, quien definitivamente acaparó la atención. El carismático príncipe, de 33 años, ha desatado un verdadero furor en las redes sociales, atrayendo la mirada de miles de peruanas que se han quedado cautivadas por su físico.

Abdul Mateen no es solo un rostro atractivo; cuenta con una impresionante presencia en Instagram, donde acumula más de 3 millones de seguidores, a quienes ya compartió fotografías de su llegada a nuestro país.

Su visita a Perú incluyó una reunión protocolar en el Palacio de Gobierno, donde se encontró con la presidenta Dina Boluarte y el alcalde Rafael López Aliaga. Este evento no solo fue significativo desde el punto de vista diplomático, sino que se ha transformado en el tema más comentado en plataformas como Instagram y TikTok, donde la efervescencia de admiración por parte de las peruanas ha sido evidente.

Su llegada al país ha sido todo un acontecimiento, y sus publicaciones diarias han provocado torrentes de reacciones entusiastas. Desde fotos compartiendo momentos familiares hasta imágenes de sus actividades deportivas, su cuenta en redes sociales refleja un estilo de vida lleno de lujo y elegancia.

Además de su indiscutible atractivo físico, el príncipe destaca por su amor hacia los animales, especialmente los felinos.

ESTÁ COMPROMETIDO

Sin embargo, no todo ha sido alegría para sus seguidores. La revelación de que el príncipe Abdul Mateen ya está casado sorprendió a muchos, ya que contrajo matrimonio en enero de este año con Anisha Rosnah, una joven británica. Su romance, que se gestó durante seis años antes de dar el gran paso, culminó en una boda memorable que reunió a miembros de la realeza de todo el mundo.

A pesar de este inesperado giro, las reacciones en redes sociales no se han hecho esperar. En TikTok, por ejemplo, circulan comentarios humorísticos y halagos hacia el príncipe, mostrando que, aunque algunos sueños se hayan desvanecido, el cariño y la admiración permanecen intactos.