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La Asunción de la Santísima Virgen María conmemora la partida de la Madre de Dios de esta vida y la asunción de su cuerpo al Cielo, según indica la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus (Benevolísimo Dios, por su título en latín). Es una fiesta de mucha tradición para el pueblo católico y se celebra cada 15 de agosto.

El Día de la Virgen de la Asunción es una celebración que conlleva historia y tradición religiosa católica. Si eres un fiel creyente y deseas compartir con tus contactos un mensaje de reflexión, aquí podrás encontrar más de uno:

«La grandeza de María reside en su humildad. Jesús, quien vivió en estrechisimo contacto con ella, parecía querer que nosotros aprendiéramos de él y de ella una lección solamente: ser mansos y humildes de corazón«, Santa Teresa de Calcuta

«Cristo, el sol divino, estaba protegido por la nube, la Virgen María, y emitía sus rayos de oro, a través de los ojos y del semblante de su Madre. Sí, el semblante de María está lleno de todas las gracias, grato a los ojos de Dios y espejo para todos los hombres«, San Antonio de Padua

«Con la práctica fiel de las virtudes más humildes y sencillas, has hecho Madre mía, visible a todos el camino recto del Cielo«, Santa Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia y Patrona de las misiones

«A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace devoto de la Virgen María«, San Luis María Griñón de Monfort.

«Oh amadísimo Jesús, dígname dejarme derramar mi gratitud ante ti, por la gracia que me has otorgado al darme a tu santa Madre mediante la devoción de la Santa Servidumbre, para que ella pueda ser mi abogada en presencia de tu majestad, y mi apoyo en mi extrema miseria», Luis Grignion de Montfort.

«Gran cosa es lo que agrada a Nuestro Señor cualquier servicio que se haga a su Madre«, Santa Teresa de Calcuta.

«Cristo, el sol divino, estaba protegido por la nube, la Virgen María, y emitía sus rayos de oro, a través de los ojos y del semblante de su Madre. Sí, el semblante de María está lleno de todas las gracias, grato a los ojos de Dios y espejo para todos los hombres.», San Antonio de Padua.

«Danos tus ojos, María, para descifrar el misterio que se oculta tras la fragilidad de los miembros del Hijo. Enséñanos a reconocer su rostro en los niños de toda raza y cultura«, San Juan Pablo ll.

«En el cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos al conocer todo lo que María Auxiliadora ha hecho por nosotros en la tierra«, San Juan Bosco.

«Con la práctica fiel de las virtudes más humildes y sencillas, has hecho Madre mía, visible a todos el camino recto del Cielo», Santa Teresa de Lisieux, Doctora de la Iglesia y Patrona de las misiones.