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Ni Laura ni Adrián creyeron que su visita al Perú cambiaría sus vidas. Durante el Camino Inca inició una gran amistad, pero nada más que ello. Tampoco intercambiaron sus números telefónicos, sin embargo, luego volvieron a encontrarse y se dieron cuenta que había una conexión especial entre ellos. Fueron enamorados, trabajaron juntos, conocieron a sus respectivas familias y ahora tienen la suya propia.

Laura llegó a Cusco en el 2010 junto a su amiga Liz, quien le recomendó hacer el Camino Inca, ya que era uno de sus sueños. Ella decidió hacerlo porque a pesar de que recién se había graduado y trabajaba en el área de seguros de una compañía, a sus 20 años se sentía insegura de sí misma.

Mientras recorrían el Camino Inca, las dos amigas se hicieron amigas de Adrián, quien también era parte de su grupo de excursión. Adrián venía de Costa Rica y coincidentemente también se dedicaba al mismo rubro de seguros de Laura, con quien tuvo mayor afinidad y amistad.

Lograr llegar a Machu Picchu fue una gran experiencia para las dos, la cual era la primera de muchos otros aciertos que no sabían que tendrían juntos. Adrián recuerda que vio a la ciudadela inca incluso mejor de lo que la había conocido por fotos. Culminó la visita en la Maravilla del Mundo y se despidieron, aunque tanto Laura como Adrián se arrepintieron en aquel momento de no intercambiar números telefónicos ni correos electrónicos.

EL INICIO DE LAS COINCIDENCIAS

Ya en Aguas Calientes, ciudad previa a Machu Picchu, Liz y Laura fueron a tomar a un bar cuando vieron pasar a Adrián en la vereda de al frente. Laura decidió no volver a dejar pasar esa oportunidad de seguir en contacto, por lo que lo llamó para que se una a ellas. Recuerdan que además de hablar de la misma profesión que compartían, hablaron de diversos temas como de Shakira, Estados Unidos y Costa Rica.

Otra coincidencia es que también tenían el mismo vuelo de retorno a Lima, por lo que se encontraron en el aeropuerto e incluso se sentaron juntos en donde pudieron conocerse aún mucho más. Al llegar a Lima, sí intercambiaron correos electrónicos y ese sería el comienzo de una gran historia. «Es tan divertido ahora mirar atrás y pensar en lo que estaba por venir», señala Laura.

VISITAS A ESTADOS UNIDOS Y COSTA RICA

Desde que llegaron a sus respectivos países, Adrián y Laura empezaron a hablar con regularidad vía correo electrónico, pero se extrañaban a tal punto que querían volver a verse pronto.

De esta manera, un día de diciembre del mismo 2010, Adrián reservó un viaje espontáneo a Estados Unidos. Su plan era visitar a Laura y pasar Año Nuevo con ella. La conexión crecía, pero junto a Liz, los tres fortalecieron su amistad y, Adrián y Laura aún no dieron el siguiente paso.

Luego de ello, siguieron visitando mutuamente y en cada uno de sus viajes, los sentimientos del uno por el otro iban creciendo cada vez más, pero no habían etiquetado o nombrado lo que tenían.

COMPROMISO Y FAMILIA

Fue en una visita de Laura a Costa Rica, en donde además conoció a la familia y amigos de Adrián, cuando se dio cuenta con certeza de sus sentimientos hacia Adrián. «Sentí que Adrián realmente podía verme tal como era… y me sentí muy apreciada por eso”, expresó Laura.

De esta manera iniciaron una relación a distancia debido a sus respectivas labores en sus países, pero en el 2012, Adrián y Laura dieron el siguiente paso al comprometerse. Es así como se casaron en diciembre de 2013, a tres años de ese mágico encuentro que tuvieron en Machu Picchu, junto a sus familiares en Costa Rica en una ceremonia bilingüe.

Decidieron vivir juntos en Costa Rica, en donde Laura empezó a trabajar en la compañía de seguros del padre de Adrián. “Fue agradable no tener que preocuparnos por tomar un vuelo solo para vernos», expresó Adrián.

Vivieron en el país de Centroamérica por varios años hasta que tomaron la decisión de mudarse a Estados Unidos debido a los anhelos de Adrián de vivir en los inviernos nevados del Medio Oeste y de experimentar un clima frío, muy diferente al que estaba acostumbrado en Costa Rica.

Es así como hasta la fecha viven en Milwaukee, cerca a la casa de la familia de Laura, en donde Adrián hace diversas actividades al aire libre como acampar y esquiar, en donde también se suma el padre de su esposa.

Asimismo, ya tienen una pequeña hija de tres años, quien además del inglés, también está aprendiendo español. El anhelo de sus Adrián y Laura es que su hija también conozca y ame Costa Rica. “Quiero que se sienta empoderada para poder ir allí y sentir que encaja”, manifestó Laura.

“Y nos gustaría volver a Cusco, mostrarle el lugar donde nos conocimos y contarle un poco más sobre nuestra historia. Creo que sería genial si tuviéramos la oportunidad de caminar con ella por el Camino Inca y mostrarle dónde comenzó todo”, expresa Adrián en relación al lugar que lo unió a Laura y en donde nació el camino en el que siguen avanzando juntos como una gran familia.

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