Por Medha Singh y Lisa Pauline Mattackal
3 may (Reuters) – Los inversores de capital riesgo está apostando fuerte por las criptomonedas en 2022.
Temerosos de quedar atrás en la carrera digital, se lanzan en estampida hacia los proyectos de criptomonedas: aplicaciones y plataformas basadas en la cadena de bloques y alimentadas por criptomonedas que son nativas de las economías virtuales del metaverso y la Web3, la próxima generación de internet construida sobre estas tecnologías.
La inversión de capital riesgo en este tipo de proyectos ascendió a 10.000 millones de dólares en todo el mundo en el primer trimestre de este año, la mayor suma trimestral de la historia y más del doble del nivel observado en el mismo periodo de hace un año, según datos de Pitchbook.
Un goteo se ha convertido en un torrente: los totales de todo el año para 2019, 2020 y 2021 fueron de 3.700, 5.500 y 28.000 millones de dólares.
«Estás viendo mucha inversión de capital riesgo en muchos protocolos porque todos creen, como nosotros, que algunos de estos protocolos son la infraestructura del futuro», dijo Steve Ehrlich, CEO de la firma de intermediación en criptomonedas Voyager Digital.
Este tipo de proyectos, que pueden ir desde bolsas de criptomonedas y tokens no fungibles (NFT, por sus siglas en inglés) hasta aplicaciones financieras descentralizadas y emisores de tokens, suelen conocerse como protocolos en referencia a las reglas incorporadas en su código informático.
Este último movimiento es diferente a los anteriores, cuando los niveles de inversión en emprendimientos tendían a seguir el precio del bitcóin, aunque con un breve retraso, según Alex Thorn, jefe de análisis de la empresa en el banco centrado en «blockchain» o cadena de bloques Galaxy Digital en Nueva York.
Los niveles de inversión en criptomonedas han seguido creciendo durante una caída del precio del bitcóin este año -ha bajado alrededor de un 16%-, así como durante otro descenso el pasado verano, señala Thorn.
«Este desacoplamiento es demostrativo de la incredulidad de los inversores de que se avecina un mercado bajista prolongado en los activos digitales, así como de la importante cantidad de munición que tienen los fondos que buscan asignar fondos al sector», escribió la semana pasada
La moda de las criptomonedas en 2022 también ha coincidido con un desplome del índice de referencia Nasdaq, de gran peso tecnológico, que ha bajado un 21%.
El capital de riesgo y la Web3
El número de operaciones de fusiones y adquisiciones en las que participan empresas criptográficas también se está disparando en todo el mundo, a medida que crece el interés por el metaverso de los mundos virtuales y la utopía descentralizada de la Web3.
En lo que va de 2022 se han cerrado 73 operaciones por un valor combinado de 8.800 millones de dólares, según Dealogic, frente a las 51 operaciones por valor de 6.800 millones de dólares de todo el año pasado.
La fiebre de financiación significa que las empresas de criptomonedas pueden permitirse ser exigentes, dijo Mildred Idada, socia fundadora del fondo de riesgo de blockchain Open Web Collective.
«Los fundadores dicen: ‘Hay cinco fondos que quieren invertir en nosotros, ¿cuál va a aportar más valor?».
En muchos casos, las empresas de tecnología blockchain están interesadas en el valor de marca del respaldo de los actores establecidos y en la creciente integración con el sistema financiero, añadió Idada.
Algunas empresas han sido creativas a la hora de recaudar dinero. Por ejemplo, Polygon, una plataforma para desarrollar aplicaciones en la cadena de bloques Ethereum, recaudó 450 millones de dólares en febrero a través de una venta privada de su criptodivisa a inversores entre los que se encontraba Vision Fund 2 de SoftBank.
«La razón más importante para esa recaudación era conseguir que las instituciones se pusieran de nuestro lado y aumentar la visibilidad de Polygon», dijo el cofundador Sandeep Nailwal.
Sin embargo, la entrada de inversores tradicionales capital riesgo —acostumbrados a recibir un trato de alfombra roja—, en comunidades de desarrolladores online que abogan por la descentralización no está exenta de choques culturales.
Según Alexandra Bertomeu-Gilles, directora de riesgos de la empresa de financiación descentralizada (DeFi), muchos inversores de capital riesgo con muchos fondos se ven obligados a atraer a esas comunidades de desarrolladores detrás de sus objetivos potenciales.
«Algunos fundadores, cuando aceptan el dinero de los inversores, crean acuerdos para que los inversores no tengan un peso excesivo en el gobierno de la empresa, o para que no puedan anular algo que la mayoría del resto de la comunidad quiere», dijo.
(Información de Lisa Pauline Mattackal y Medha Singh en Bengaluru; edición de Alun John y Pravin Char, traducido por José Muñoz en la redacción de Gdańsk)
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