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La guerra entre Rusia y Ucrania sigue en desarrollo, pero muy pocos conocen los antecedentes de este conflicto bélico que ha merecido la condena de la comunidad internacional. A continuación una breve explicación sobre el origen de lo que hoy está ocurriendo.

En el 2014, Rusia anexó a su territorio la península de Crimea, ubicada al sur de Ucrania. Mientras ello ocurría, Rusia también apoyó a milicias prorrusas en la región del Donbás, la que es considerada el ‘cinturón de óxido de Ucrania’, por las grandes reservas de acero y de carbón que posee.

Dentro de la región del Donbás se ubica la ciudad de Donetsk, una de las más grandes de Ucrania con 2 millones de habitantes. Para Rusia el Donbás es una región soberana que está integrada por las «repúblicas independientes» de Lugansk y Donetsk.

Precisamente, una de las justificaciones de Rusia para iniciar la guerra fue que en dicha región se estaría cometiendo un genocidio contra las poblaciones rusas, que son minoría en esa zona.

Todo apunta a que Rusia asegurará con sus tropas que prevalezcan las autoproclamadas repúblicas independientes.

Cualquier negociación de alto al fuego va a tener como puntos centrales: primero, que Ucrania se mantenga como estado neutral, es decir, que no forme parte de la Otan; y segundo, el estatus de la región del Donbás como independiente.

El origen de la guerra entre Rusia y Ucrania

La actual guerra entre Rusia y Ucrania nace de la pretensión de este último por pertenecer a la Otan, que básicamente es un bloque defensivo ante Rusia.

Según los acuerdos de los países que conforman la Otan, si uno de estos sufre un ataque militar por parte una nación externa (que bien podría ser Rusia), todo el bloque debe defender a dicho país atacado. Esta es la razón por la que Rusia no quiere que este bloque se siga expandiendo a países con los que comparte frontera.

En ese contexto cabe aclarar que, si bien la invasión de Rusia sobre Ucrania no tiene justificación alguna y es condenada por la comunidad internacional, los reclamos rusos previos al conflicto sí tienen cierto asidero.

Ocurre que cuando se disolvió la Unión Soviética se le hizo una promesa verbal a Rusia: que la Otan no se expandiría más allá de Alemania. Esto no fue cumplido y la Otan ha ido sumando cada vez más países hacia el este de Europa, incluso algunos fronterizos con Rusia, por ejemplo, Estonia. Su última expansión se produjo el 2020 cuando introdujo en su acuerdo a Macedonia del Norte.

Y debido a que Ucrania ha sido históricamente un territorio por donde han pasado los ejércitos que han pretendido invadir Rusia (como los de Napoléon o Hitler), el que se mantenga neutral y no forme parte de la Otan es considerado por Vladimir Putin y compañía como un asunto crucial para la supervivencia de su propia nación.