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Un año después del día en que se les ordenó por primera vez que se quedaran en casa para contener la propagación del COVID-19, los británicos recordaron el martes a las más de 126.000 personas que han perdido la vida a causa del virus.

Los ciudadanos fueron invitados a guardar un minuto de silencio al mediodía (1200 GMT) para honrar a los muertos y a pararse en sus puertas a las 20 horas sosteniendo velas o antorchas.

Los datos oficiales muestran que el 23 de marzo de 2020, cuando el primer ministro Boris Johnson sorprendió a la nación al ordenar a la gente que se quedara en casa y cerrar gran parte de la economía, menos de 1.000 británicos habían sucumbido al nuevo coronavirus.

Ahora, la cantidad de personas que se sabe que murió en Reino Unido dentro de los 28 días posteriores a la prueba positiva de COVID-19 asciende 126.172, la peor cifra en Europa y la quinta más alta del mundo. Seis millones de personas perdieron a alguien, según la organización benéfica Marie Curie.

Johnson, que estuvo muy enfermo con COVID-19 en abril y pasó tres noches en cuidados intensivos, abrió la reunión de gabinete del martes reflexionando sobre «un año muy oscuro y difícil» para Reino Unido, indicó su oficina de Downing Street.

Johnson dijo a los ministros que la nación está de luto por los que murieron, y rindió homenaje a los trabajadores de la salud y los cuidadores y a la sociedad en general por mantener el país en marcha.

El año pasado se puso a prueba a personas con repetidos confinamientos, separación forzada de familiares y amigos, meses de educación en el hogar para millones de niños e industrias enteras en suspenso y luchando por sobrevivir.

Por la noche, hitos británicos como el London Eye, Trafalgar Square, el estadio de Wembley, el castillo de Cardiff y el ayuntamiento de Belfast se iluminarán en amarillo como un faro de esperanza y apoyo para los afligidos.

Fuente: Reuters