Un negocio que crece desproporcionadamente en Lima y otras ciudades sin el debido control de las autoridades
¿Que tan preparadas están las calles de Lima para el cada vez más demandante servicio de delivery por aplicativos? ¿Cuán riesgoso es este negocio y quién responde por los motociclistas en caso de algún accidente? ¿Sabía usted que el 80% de las casi 3 millones de motos que circulan hoy por el país no cuentan con un seguro obligatorio contra accidentes de tránsito? Esta noche en punto final analizaremos cómo influye y en algunos casos afecta a nuestras pistas este lucrativo negocio.
Los vemos así cada día: invadiendo el carril izquierdo y adelantando por el derecho, cruzando semáforos en rojo y maniobrando temerariamente para evitar el implacable tráfico de la ciudad. Y es que claro, y aunque no son necesariamente solo ellos, los repartidores sienten, sin duda, la presión de la entrega rápida.
El sistema aparentemente frío de un negocio así se complica aún más en una ciudad a la que le faltan espacios para contener la gran carga vehicular.
En San Isidro se necesitan 8 mil estacionamientos para cubrir la demanda diaria de parqueos. A ello hay que sumarle ahora el de las motos delivery que generan situaciones de este tipo.
San Isidro, por cierto, es el único que hace cuatro años reguló el servicio de transporte de entrega rápida de productos en motos y bicicletas. Las empresas, por ejemplo, deben registrar a sus conductores y estos están prohibidos de adelantar vehículos como parte de su labor.
Sin embargo, la municipalidad parece tener una norma con letra muerta y prefirió no dar alcances sobre la misma.
El 80% de las casi 3 millones de motos que circulan por el país no tiene un seguro contra accidentes, según la Asociación Peruana de Empresas de Seguros. Esto las hace vulnerables en un terreno donde, además, las reglas de tránsito se olvidan siempre.
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