“Ya no soy la niña que antes vestía de colores o que paraba sonriendo o que paraba en la calle con su familia. Ahora soy la chica que para en su cuarto encerrada, a oscuras con ropa negra, porque siento que estoy de luto porque ha muerto la niña que antes era”.
Que puede pasar por la cabeza de una adolescente de 14 años para pensar en el suicidio. Se hizo 52 cortes en el brazo izquierdo y 83 en el brazo derecho usando una filuda navaja. El mensaje era claro, esta niña tenía graves problemas emocionales que cuestionaron seriamente su existencia.
“¿A quién le tienes miedo?”
– “A mi papá y al señor Eduardo”
¿Quién es el señor Eduardo? ¿Por qué su madre entra en crisis ante nuestras cámaras? y ¿por qué un padre, el llamado a proteger la integridad, la salud y la vida de su hija, afirma rotundamente que no cree en las lágrimas y la depresión de su pequeña?
Esta es la historia de un abuso insospechado, un abuelastro acusado de haber destruido en pedazos la inocencia de una pobre chica con besos forzados y tocamientos durante 5 años y una investigación fiscal atascada, que no avanza, y que según la madre a punto de ser archivado.
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#PuntoFinal El suicidio de Alan García deja investigaciones fiscales inconclusas. Sin embargo, la decisión no evitará que se conozca la verdad.https://t.co/JC2C7dR6sP
— Latina Noticias (@Latina_Noticias) April 22, 2019
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