Todo empezó cuando el 14 de marzo, el medio periodístico La Encerrona publicó que la presidenta Dina Boluarte tenía en su poder un reloj Rólex. Al respecto, la Jefa de Estado declaró dos días después, el 16 de marzo, que eran artículos de antaño y fruto de su esfuerzo.
El 18 de marzo, el mismo día que el premier declaró que era un «tema personal», la Fiscalía inició diligencias preliminares. La noche de ese día, un equipo de la Unidad de Investigación encontró a la presidenta Dina Boluarte saliendo del estudio de su nuevo abogado, Mateo Castañeda.
Al día siguiente, el 19 de marzo, Boluarte declaró ante la Fiscalía. El 22 de marzo, la presidenta declaró en un mensaje presidencial que tenía las «manos limpias». Fue el 26 de marzo que se frustró una diligencia fiscal. La Fiscalía de la Nación calificó este hecho como rebeldía.
El 27 de marzo, la Fiscalía no fue atendida en Palacio de Gobierno y el estudio Castañeda pidió una reprogramación para las diligencias. Dos días después, el 29 de marzo, fue allanado el Palacio de Gobierno y su residencia.
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