Los embarazos adolescentes aumentan cada año en el país. No obstante, esta población suele verse obligada a continuar con la maternidad, que en la mayoría de casos es producto de una violación sexual. Uno de ellos se destapó esta semana cuando se conoció que ‘Mila’, de 11 años, había sido privada de la posibilidad de abortar. Su historia engrosa la lista que posee el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) de Perú, que reveló que 2 de cada 3 embarazos en adolescentes no fueron intencionales, es decir, se dieron vulnerando la inocencia de las menores.
La realidad es cruda en un país que, a pesar de tener leyes que protegen a los menores, continúa agrandando la incidencia de casos. Por ejemplo, en los años de pandemia (2020 – 2021), donde las niñas permanecieron más tiempo en casa, el número de partos de menores de 15 años que dieron a luz aumentó de 1.158 a 1.438, según el Ministerio de Salud (Minsa). Es decir, que cada día de 2021, cuatro adolescentes se convirtieron en madres.
En Perú, las leyes (Artículo 173 del Código Penal) señalan como delito de violación cualquier acto sexual que se realice con un menor de 14 años a menos. A pesar de ello, hasta junio de 2023, el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo (CNV) reveló que se dieron 364 nacimientos, de los cuales las madres tenían entre 11 y 14 años.
En pandemia la cifra de menores que dieron luz se elevó en comparación a años anteriores, pero, lejos de reducirse, en 2022 se tuvo la mayor cantidad de madres adolescentes. El CNV registró en total 1.623 bebés.
En lo que va del 2023, 1 niña igual o menor a 15 años dio a luz por día. La cifra es igual de alarmante en las adolescentes de 15 a 19 años, donde cada día 6 menores se convierten en madres.
La selva peruana es el territorio con mayor presencia de madres adolescentes desde hace varios años. El Portal de Gestantes adolescentes del Minsa ubica a Loreto, Piura, Ucayali, Cajamarca y Lima en las regiones con mayor incidencia.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) sostiene que en el mundo comienzan a mostrarse signos de disminución de esta tasa; no obstante, señalaron que sería muy lento.
El caso “Mila” ha hecho que miles de personas se pregunten cuántas niñas y adolescentes tienen que soportar el daño psicológico, físico, social y emocional al enterarse de que, aparte de haber sido violentadas, tienen que continuar con un embarazo que les recordará uno de los episodios más tristes de sus vidas.
La Dirección de Salud Sexual y Reproductiva (DSARE) del Minsa ha sostenido en distintos comunicados que las menores de edad no están preparadas física, mental y socialmente para hacer frente a lo que conlleva una maternidad.
Así lo confirma el Colegio Médico del Perú (CMP), a través de su vicedecano, el ginecólogo Alfredo Celis.
“El parto prematuro y la rotura prematura de membranas podrían estar relacionadas con las condiciones anatómicas de una niña de 11 años, que tiene que soportar un embarazo en una corporalidad que no está preparada para esto […] El desarrollo óseo, corporal y anatómico se completa a los 18 años”, sostuvo a Latina Noticias.
Lo dicho por las autoridades y especialistas se refuerza al ver las cifras compartidas por la Sala Situacional de Muerte Materna del Minsa, en las que se observa una alta prevalencia de muertes para este grupo etario. Las causas más frecuentes son:
Celis sostiene que la tasa de suicidios es una de las más altas en las gestantes menores de edad.
“La tasa de suicidios es alta en los adolescentes. La OMS estableció que el suicidio en adolescentes ocupa la cuarta causa de muertes y esto sube tres veces cuando se trata de una adolescente embarazada”, sostiene el ginecólogo.
A pesar de ser un solo país, las realidades son distintas a lo largo de su territorio. La Macrorregión Oriente cuenta con el mayor número de muertes maternas en menores hasta el 2022, y a su vez es la zona que más casos de embarazos y violaciones a infantes presenta:
La brecha entre las zonas donde se presenta el embarazo adolescente es alta. La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar – ENDES del 2021, revela que el porcentaje de madres menores de edad tiene una mayor presencia en la zona rural con 12.4% y en la zona urbana 6.9%.
Cabe resaltar que la mayoría de ellas se convierte en madres solteras por haber sufrido un embarazo forzoso y, en muchos casos, están sometidas a espacios de violencia.
La pobreza es otra de las afectaciones directas que enfrentan las madres adolescentes. Existe una mayor deserción escolar, mayor posibilidad de tener más hijos y, por lo tanto, más responsabilidad en el hogar, que, a su vez, reduce sus oportunidades de acceder a un trabajo digno.
El cumplimiento de las leyes, la educación y el acceso a los diversos servicios del Estado, preparados para estos casos, son las medidas necesarias para combatir este problema social.
Si enfrentas una situación similar o conoces de algún caso, puedes comunicarte las 24 horas del día de manera gratuita a la Línea 100 del Ministerio de la Mujer para recibir información y asesoría sobre estos casos.
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