Copa Mundial de Beach Soccer 2021 se celebrará del 19 al 29 de agosto en Moscú, Rusia.
Jugar en la arena es bien diferente de hacerlo sobre una superficie plana: el balón reacciona de forma impredecible cuando rueda. En cambio, cuando se intenta un remate de chilena, sabiendo que la arena amortiguará la caída, hasta el más inexperto puede llegar a parecerse por un momento a Messi o Ronaldo.
Pero, ¿dónde surgió la práctica de jugar a la pelota sobre la arena? Quizás los aficionados al fútbol que posean una mente curiosa estén familiarizados con términos como episkyros, harpastum o popo. Todas estas denominaciones se refieren a aquello que a menudo se describe como “el invento más importante de la humanidad”: la pelota. O, mejor dicho, el fútbol.
Los seres humanos encuentran gozo en dar patadas a un objeto más o menos redondo desde tiempos inmemoriales. Puede que la costumbre se iniciase con una piedra o un hueso en la Edad de Piedra.
Hace 3.000 años, los chinos utilizaban una piel de animal rellena de pelo o plumas como herramienta de un juego que se denominaba tsu chu y que se podría considerar un precursor del fútbol moderno.
Sin embargo, los inicios del fútbol playa se remontan a épocas mucho más recientes.
Según lo que indican numerosas fuentes, esta modalidad deportiva surgió probablemente en las regiones costeras de Brasil hacia finales del siglo XIX, por iniciativa de marineros europeos que jugaban al fútbol sobre la arena cuando desembarcaban. Las primeras competiciones oficiales de fútbol playa se disputaron en tierras brasileñas en 1957.
De Copacabana al resto del mundo
Con todo, tendrían que pasar casi 50 años para que en 1995 se celebrase el primer Mundial no oficial, un acontecimiento que supuso un auténtico hito en la historia de este deporte.
Anteriormente, a principios de la década de 1990, se había fundado por iniciativa de Giancarlo Signorini la Beach Soccer Company, que desarrolló el concepto de los eventos de fútbol playa y creó las Pro Beach Soccer Series.
El siguiente paso fue la celebración en Will Rogers Beach (Los Ángeles) de un torneo de prueba que resultó un éxito, lo que demostró que el fútbol sobre la arena de la playa tenía tirón entre los aficionados.
En 1993 se organizó en Miami (Florida) un torneo internacional que congregó a 6.000 espectadores y encandiló además a los televidentes norteamericanos.
El meteórico ascenso del fútbol playa era ya imparable. El Mundial hizo el resto y el entusiasmo por esta variante balompédica se extendió también por Europa, donde se creó la European Pro Beach Soccer League.
Apenas dos años después ya se disputaban partidos en Francia, Inglaterra, España, Alemania y Bélgica, así como en Malasia y Argentina, entre otros países.
La responsable de la organización de las citas mundialistas, pero también de los torneos europeos, es la asociación Beach Soccer Worldwide (BSWW), que nació de la Beach Soccer Company y de la colaboración entre las empresas Octagon y Koch Tavares. Con el reconocimiento de la FIFA, BSWW organiza partidos en más de 60 países.
En 2005, la FIFA incorporó al fútbol playa en la familia del balompié y organizó la primera Copa Mundial de Beach Soccer de la FIFA, que tuvo lugar en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro. La Francia de Eric Cantona se impuso a Portugal en la final, mientras que Brasil, anfitriona y gran favorita, cayó eliminada en semifinales.
La fase final del año siguiente fue la primera que contó con 16 equipos participantes. El combinado brasileño logró en aquella cita el primero de cuatro títulos mundialistas consecutivos, tras los que Rusia se coronaría en Italia en 2011 y en Tahití en 2013. La actual campeona es Portugal, que logró el triunfo en casa en 2015 y en Paraguay en 2019, mientras que Brasil conquistó en 2017 su quinto entorchado, que la convierte en la selección más laureada de la historia de la competición.
Fuente: FIFA.
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