Uno de los grandes momentos mundialistas se dio en Inglaterra 66 y es también uno de los escándalos más sonados de la historia de las copas del mundo.
Se trató del gol que no debió convalidarse, pues la pelota nunca traspasó la línea del arco, pero que finalmente decretó el 3-2 en favor de Inglaterra en la final ante Alemania.
Este ‘gol fantasma’ se produjo a los 11′ del primer tiempo suplementario. Fue marcado por Geoffrey Hurst, configurando el único hat-trick anotado en una final mundialista.
Luego, Inglaterra anotaría una anotación adicional para el 4-2 definitivo que le dio la que es, hasta hoy, su única consagración mundialista.
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