Una obra para el servicio de agua de más de 30 millones de soles en Lambayeque fue el blanco de trampas empresariales dejando todo un pueblo sin el recurso básico.
En Lambayeque, los vecinos del distrito de San José, viven y se mueven al ritmo que les marca, el agua. Conseguirla, es el motor que los hace transitar a diario o que simplemente los inmoviliza en casa, con la esperanza del paso de un camión cisterna.
Algunos, los que tienen suerte, podrán recibir el agua gratis. Y otros, los que pueden, tendrán que pagar por ella. Pero esta no es una historia de falta de recursos públicos. Esta es más bien una larga historia de trampas empresariales, de oscuro final y un personaje clave.
Una cadena, un candado y una tranquera, separan del ojo público, un monumento a la impunidad, en San José. Material de una obra de agua y alcantarillado, valorizada en más de 30 millones de soles y que se estropea al sol como si no hiciera falta.
Punto Final accedió al contrato por la obra, firmado en marzo del año pasado, entre la Municipalidad Distrital de San José, representada por su alcalde, Macario Fiestas Fiestas y el Consorcio Adonai, representado por Jorge Enrique Ruiz García. El monto: 30 millones 402 mil 214 soles.
Para empezar los trabajos, el consorcio solicitó un adelanto y para que este sea aprobado, como ocurre con las contrataciones públicas, el municipio le exigió la presentación de una carta fianza.
A través de documentos a los que accedió Punto Final, la empresa se presentó ante el municipio como garantizada por el Banco Interamericano de Finanzas, BANBIF. Si es que la obra no se hacía, o se hacía mal, el banco regresaría el dinero del adelanto. Para eso sirven las cartas fianza y el consorcio presentó ante el municipio, cuatro.
Para el alcalde Macario Fiestas y sus funcionarios en la municipalidad, los documentos parecían fidedignos, motivo por el que se tramitó el primer adelanto.
10 millones de soles es lo que recibió el consorcio para iniciar las obras en todo el distrito de San José. Pero algunos meses después, la trampa quedaría al descubierto. Una verificación hecha por Contraloría, descubrió que las cartas fianza presentadas, eran falsas.
El Consorcio Adonai, representado por Jorge Ruiz García, había recibido 10 millones de soles, presentando documentos falsos. Los regidores del municipio, entre ellos, Walter Sialer, exigieron la anulación del contrato.
En efecto, en oficio del BANBIF a la municipalidad, el banco negó la autenticidad de las cartas. El municipio decidió anular el contrato, y tras verse descubierta, la empresa decidió revelarle a la Fiscalía, en Chiclayo, cómo obtuvo esos documentos.
«Se contrató como bróker comercial a César Velásquez Quesquén, para gestionar las cartas fianza y la validez de las mismas, y que serían de dudosa procedencia, por cuanto la Municipalidad Distrital de San José nos ha resuelto el contrato», expresó el representante de la constructora, Jorge Enrique Ruiz García.
La declaración del representante de la empresa responsabiliza directamente, al hermano del congresista por Lambayeque, Javier Velásquez Quesquén, por el ilícito.
La paralización de la obra, producto del contrato anulado, ha dejado a San José, una humilde caleta de pescadores, a 10 kilómetros de Chiclayo, mucho peor que antes del inicio de obras. Desagües colapsados, pistas y veredas rotas, y decenas de buzones abiertos, pintan el colapso de todo un distrito, por culpa de unos pocos.
Pero mientras muchos pierden, otros pocos, ganan. Por las cartas fianza, César Velásquez Quesquén cobró la suma de 946,435 soles, dinero que el consorcio desembolsó a diferentes cuentas, a pedido de Velásquez.
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