Continúan los operativos en Ecuador para frenar la ola de violencia. Este miércoles, un batallón de infantería motorizado, de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del país vecino, intervino la bodega de un terminal pesquero cerca del Hito Barrezueta.
Al ingresar a las instalaciones, sin embargo, el personal militar y policial fue recibido con disparos de fusil. Para controlar la situación, el equipo de combate, «en estricto apego al uso legítimo de la fuerza», como indican las FF.AA. ecuatorianas, respondió a la agresión.
Fruto de esta intervención se capturó a dos ciudadanos que llevaban consigo un fusil, dos mini uzi, dos pistolas, un revólver, seis cargadores tipo alimentadoras, 66 municiones de diferente calibre, cuatro radios (tipo Motorola), 64 dosis de sustancias sujetas a fiscalización y una dosis en una funda grande.
Esta semana, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa declaró un «conflicto armado interno» en su país tras una serie de ataques provocados por bandas criminales.
Ecuador está viviendo una ola de violencia insostenible: bandas criminales han logrado penetrar canales de televisión y universidades en el país sudamericano, pero esto no se detiene aquí. Las zonas fronterizas de nuestro país han logrado ser la ruta de escape para estos criminales, así como el lugar perfecto para continuar sus actos delictivos.
Por ello, recientemente, el presidente del Poder Ejecutivo, Alberto Otárola, anunció una serie de medidas en medio de esta crisis en Ecuador: dispuso la movilización de un contingente policial a la frontera para resguardar la seguridad de Tumbes y Piura. Además, los agentes policiales de Tumbes se encuentran en el Puente Internacional resguardando el ingreso de personas sospechosas desde Huaquillas, Ecuador.
El martes 9 de enero, dos terroristas ecuatorianos fueron capturados a pocos metros del ingreso a nuestro país. Los criminales atentaron contra una comisaría de Huaquillas y luego tenían planeado huir al territorio peruano por el canal internacional de Aguas Verdes, distrito perteneciente a Zarumilla, en Perú. Esto retrata una realidad preocupante: la debilidad de las zonas fronterizas que resulta atractiva para los criminales.
«Nuestra frontera es abierta y hoy se ven las falencias. Hemos pedido durante mucho tiempo que se fortalezca la seguridad», mencionó para Latina Noticias Rosario Palacios de De Lama, vicegobernadora de Tumbes.
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