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Mientras los influencers y los viajeros comparten instantáneas de rascacielos relucientes y calles concurridas de Nueva York, una amenaza silenciosa se arrastra por las sombras, a menudo oculta de las cámaras, pero omnipresente en las aceras y pasajes subterráneos: la plaga de ratas.

Las estimaciones de las autoridades sugieren que la población de ratas en la ciudad se ha disparado hasta alcanzar los dos millones. Estos roedores, que a menudo llegan a medir hasta medio metro de largo, han desarrollado una capacidad impresionante para adaptarse y prosperar en el entorno urbano, invadiendo lugares que antes les eran inaccesibles.

La situación ha llegado a tal extremo que las redes sociales están llenas de imágenes y videos que documentan encuentros con estas criaturas peludas. Las imágenes de ratas cruzando las calles o husmeando en la basura se han vuelto virales, y la opinión pública está cada vez más preocupada por esta invasión.

Algunas autoridades creen que en los cinco condados hay una rata por persona.

Las colonias de ratas más grandes de la ciudad se encuentran en estructuras deterioradas, especialmente en los edificios de apartamentos, mercados de aves vivas, mercados de productos al por mayor, mataderos, almacenes, establos y garajes. También aparecen en lugares más sorprendentes. Los inspectores del Departamento de Salud han encontrado sus huellas de garras y cola en los sótanos de algunos de los mejores restaurantes de la ciudad.

Por lo general, las ratas de Nueva York son nocturnas. Vagan por las calles en muchos vecindarios, pero solo después de que el sol se ha puesto. Se deslizan sigilosamente, como sombras en la oscuridad, cerca de la línea de los edificios, en los canales, mirando en todas direcciones, olfateando, temblando, conscientes en cada momento de todo lo que sucede a su alrededor.

Son menos cautelosas en las dos o tres horas antes del amanecer, y se encuentran más a menudo con lecheros, vigilantes nocturnos, mujeres de la limpieza, policías y otras personas que regularmente están afuera en esas horas. La persona promedio rara vez ve una.

Las ratas son casi tan fecundas como los gérmenes. En Nueva York, en condiciones favorables, dan a luz de tres a cinco veces al año, en camadas de cinco a veintidós.