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SHANGHÁI/PEKÍN, 17 mar (Reuters) – Para mantener las líneas de producción abiertas frente a las restricciones de la COVID-19, las empresas chinas piden a los trabajadores que coman, duerman y trabajen en burbujas aisladas del resto del mundo, esterilizando las instalaciones hasta tres veces al día y realizando pruebas de COVID-19 diariamente.

Este enfoque, denominado «gestión de circuito cerrado», forma parte de los esfuerzos efectuados por China en los últimos dos años para mantener una transmisión local extremadamente baja en comparación con los estándares mundiales.

Se utilizó, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín para aislar al personal del evento del público.

Ahora las autoridades chinas lo promocionan como una solución para las empresas que quieren permanecer abiertas mientras el país se enfrenta a su mayor brote en dos años.

Muchas de las restricciones más duras se han aplicado en centros de producción como Shenzhen, Dongguan y Changchun, obligando a numerosas fábricas a cerrar.

El proveedor de Apple, Foxconn, dijo que pudo reanudar parte de la producción en su campus del centro tecnológico de Shenzhen, en el sur del país, después de poner en marcha este tipo de medidas.

El medio estatal Securities Times dijo el jueves que el fabricante de televisores TCL Corp, el fabricante de chips Semiconductor Manufacturing International Corp y el proveedor de Apple Shenzhen Deren Electronic Co Ltd mantenían abiertas las fábricas en las zonas afectadas mediante sistemas de circuito cerrado.

Las empresas no respondieron a solicitudes de comentarios.

Tesla está planeando un acuerdo similar para su fábrica de Shanghái, informó Reuters el miércoles.

El jueves, Shenzhen, que ha suspendido los autobuses, el metro y toda la actividad económica no esencial en un plan de contención de una semana, dijo que permitirá a las empresas reanudar el trabajo de forma «ordenada».