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Orador por naturaleza, predilecto hijo del partido de la estrella, el consentido de Víctor Raúl Haya de la Torre vio la luz hace 69 años en un hogar donde se respiraba la ideología aprista. De amplia sonrisa y gran discurso, encumbrado representante de una nueva generación de políticos peruanos, en 1985 sedujo con esa labia única hasta llegar al sillón de Pizarro.

 

Con un arrasador 52% el 14 de abril, Alan García asumió por primera vez la presidencia del Perú apenas a los 36 años. Fueron varios intentos por reorientar el gobierno a la atención de las necesidades más urgentes del país de aquella época, además de hacer frente a la deuda externa y a los preocupantes índices de inflación y desempleo.

 

Intentó reforzar el sistema financiero del Perú, sin embargo los planteamientos y sueños del líder aprista no lograron despegar, al mismo tiempo la cúpula terrorista, hacía estragos y causaba zozobra en todo el país. La popularidad de García cayó a un nivel muy bajo y una crisis mayor se precipitó. Cinco años después, dejó el gobierno con una inflación que alcanzó niveles que prácticamente hicieron colapsar la economía nacional.

 

Fue acusado en 1992 por una serie de ilícitos financieros, corrupción y enriquecimiento ilegal. Se refugió en Colombia primero y se exilió durante ocho años en Francia. A la entrada del nuevo milenio, fue absuelto por falta de pruebas y prescripción de delitos.

 

Su sed por regresar al poder y saldar cuentas lo devolvió a las primeras planas. Se presentó a elecciones y quedó segundo tras ser derrotado por Alejandro Toledo.

 

En abril del 2006, volvió a presentarse como candidato a las elecciones presidenciales y fue en segunda vuelta que compitió con Ollanta Humala. Ganó y bailó más que nunca. En esa oportunidad el líder aprista obtuvo el 52% de votos.

 

 

Sin embargo, las sombras de las sospechas de corrupción volvieron a acechar al exmandatario desde diciembre del 2016, cuando la empresa brasileña Odebrecht, reveló, millonarios pagos en sobornos gubernamentales.

 

Por las redes sociales, atacó y se defendió cuantas veces pudo, negando y pidiendo a sus oponentes demostrarlo. Sin embargo,  desde entonces la justicia volvió a virar hacia Alan García especialmente por la licitación de la Línea 1 del Metro de Lima, coimas de las que se habrían repartido más de 8 millones de dólares y que desde entonces no dejó descansar al líder aprista, hasta el día de hoy que la noticia dejó en shock al país.