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Apelando a su buen corazón, supondremos que alguna vez se puso una mano en el bolsillo y se desprendió de sus monedas para colaborar con una de estas personas, ¿Sabe realmente en que es usado ese dinero que usted voluntariamente entrega?…  Haga cuentas y empiece a imaginar cuánta plata pudimos recaudar en menos de cuatro horas, parados en una sola esquina miraflorina. En Punto Final podremos al descubierto el nada despreciable, muy rentable y mal llamado “negocio de la mendicidad”.

 

Una modalidad que ha puesto en medio a los más vulnerables, niños de todas las edades que enternecen a cualquiera, la gran mayoría son usados como ganchos para lucrar con la bondad de la gente, una situación que no solo ha puesto en alerta a las autoridades con un sin número de operativos, además ha generado una tremenda disputa entre los mismos venezolanos ya que un gran porcentaje de estos mendigos son extranjeros…

 

Los vemos por todos lados, tendidos en las aceras, en los puentes o en plena calle, están en el centro de Lima, en el sur, en el este y como no, en el norte. Basta subir este puente ubicado en Independencia y recorrer no más de 20 metros para toparse con más de 5 parejas que piden dinero con niños en brazos, todos son venezolanos, muy jóvenes que no pasan de los 25 años y que además usan letreros como estos, apelando a su bondad para para conseguir, como se lee, un plato de comida…

 

Pero como se organizan estas personas para lucrar con los niños, ¿en realidad no tienen que comer? ¿En realidad intentan buscar trabajo y no lo consiguen?, La dirección contra la trata de personas y tráfico ilícito de migrantes encontró algunas respuestas…

 

Tan organizada estaba esta familia que incluso algunos integrantes llegaban en taxi a la hora del almuerzo con ollas y platos, imagínese, en una sola hora cada niño podía sacar de hasta 20 soles, es por eso que no dejaban su esquina de la Encalada en Surco ni siquiera para el almuerzo, saben perfectamente que siempre habrá un chofer o un peatón que se ponga una mano en el pecho y otra en el bolsillo al ver a una dulce criatura pidiendo para su comida, una  criatura que en muchas ocasiones incluso es alquilado…

 

Mientras esta jovencita de 18 años le cambiaba el pañal a su hija sobre un puente peatonal, la gente colaboraba casi por instinto, de pronto el padre que supuestamente estaba trabajando apareció en escena asegurando que no tiene trabajo y que conseguirlo es prácticamente imposible…

 

Saben muy bien que los resultados económicos serían distintos si no tuviesen al bebé en brazos…

 

Estuvimos en esa esquina menos de 4 horas, las donaciones iban en aumento y rápidamente sumamos 153 soles, aparte de panes, fruta, yogurt, jugos y hasta una casaca…  

 

No generalizamos, sin embargo, no podemos negar que más allá de lo emotivo que pueda resultar ver un niño en la calle, esta es una realidad en donde hay mucho dinero de por medio, queda demostrado que los operativos no bastan y las autoridades deberían de entender que este panorama que en ocasiones parece tan cotidiano, es un verdadero problema en donde hay niños de por medio…