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El última sábado 4 de agosto, un antiguo balcón colonial ubicado en la cuadra 4 de la av. Marañón en El Rímac no soportó más y cayó provocando pánico en los vecinos. Afortunadamente no hubo heridos, lo que sí ocurrió fue la activación de una alarma por el estado crítico de centenares de viviendas, de estructura débil, en uno de los distritos históricos de la capital.

 

La mayoría de ellas hecha a base de quincha, adobe y columnas de madera. Casi 180 mil habitantes del distrito viven rodeados de pura historia: casonas con balcones, conventos, edificios y espacios públicos conforman la infraestructura de El Rímac. De ese total, el 40% se trata de monumentos del centro histórico de Lima. Debido a la antigüedad, al menos unos 2 mil inmuebles se encuentran en situación crítica. Quintas y viviendas ubicadas en los jirones Chiclayo, Trujillo, Loreto, Paita, Marañón y otros corren peligro de colapso ante cualquier emergencia.  

 

Al ser declarado patrimonio cultural de la humanidad, ningún vecino puede modificar ni reparar sus viviendas, sólo a través de una gestión municipal, el ministerio de Cultura puede otorgar los permisos para hacer los trabajos en los 79 inmuebles declarados patrimonio cultural. Sin embargo, consultados sobre la necesidad de hacer reparaciones en varias de las viviendas en estado crítico, una representante del ministerio explicó a Latina que no ha habido ninguna gestión emprendida por El Rímac.

 

“Si bien es cierto se necesita y se requiere la autorización del ministerio de cultura, pensamos que la primera línea es la municipalidad, justamente evaluar estos riesgos para identificar los daños de los bienes inmuebles”, detalló Leslie Urteaga, Directora General de Defensa del Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura.

 

Al menos unas 3 mil personas están en peligro por vivir dentro de estructuras al borde del colapso, una situación que deberán atender las próximas autoridades con urgencia. Este 7 de octubre el Perú Decide a sus autoridades regionales, provinciales y distritales. Decida bien, pero antes infórmese.