A tan solo un día del paro nacional del 23 de octubre, los atentados en diferentes zonas de Lima continuaron. Conoce aquí más detalles.
En menos de 24 horas, ocho personas fueron asesinadas en Lima, a pesar del estado de emergencia vigente. Seis de los crímenes ocurrieron en Ate, mientras que los otros dos se registraron en San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo. Estos hechos se produjeron el 24 de octubre, apenas un día después del paro nacional que paralizó a varios sectores del país.
Días previos al paro ya se sentía la inseguridad. Tres días antes, un delincuente armado asaltó un minimarket en Piura, amenazando al dependiente para robar dinero y pertenencias. Dos días antes, en Villa María del Triunfo, un comedor popular sufrió un violento ataque: un grupo de extorsionadores golpeó a una anciana que estaba cortando zapallo en el local. Según su relato, los agresores la sujetaron por el cabello e intentaron arrebatarle el cuchillo que tenía en la mano. Al huir, dejaron una advertencia: “lo que viene será peor”.
La inseguridad siguió escalando. Un día antes del paro, delincuentes balearon un bus de transporte público en Carabayllo. El chofer narró que fue amenazado por extorsionadores que exigieron pagos para trabajar sin problemas: “Si no se ponen a derecho, mañana vamos a ir a la empresa”, dijeron.
Durante el paro, las calles de Lima amanecieron casi desiertas. Los ciudadanos tuvieron que esperar por horas para movilizarse, ya que muchas unidades de transporte dejaron de operar. Mientras tanto, miles de manifestantes salieron a las calles para protestar por la creciente inseguridad y las extorsiones que afectan a comerciantes, transportistas y trabajadores de mercados. En la movilización participaron representantes de Gamarra, quienes denunciaron que más del 80% de los empresarios han sido víctimas de la delincuencia durante el último año.
Susana Saldaña, presidenta de la Asociación Empresarial Gamarra, afirmó que el 10% de los comerciantes encuestados ha sufrido extorsiones, y que muchos han recibido amenazas directas, incluyendo balas o fotografías de familiares en peligro. Saldaña exigió al gobierno medidas inmediatas: “Necesitamos garantías para esta campaña, porque si nos va mal, muchos negocios quebrarán”.
El mismo día del paro, se registraron más crímenes. En Villa El Salvador, un mototaxista fue baleado dentro de su vehículo a plena luz del día por un sicario. Horas más tarde, en Arequipa, un ciudadano venezolano de 27 años fue asesinado en Yanahuara. En Lima, los manifestantes seguían avanzando por la avenida Abancay, exigiendo soluciones mientras la violencia no daba tregua.
Por la noche, en San Juan de Miraflores, cuatro delincuentes en motos interceptaron a dos hermanos que estacionaban su camioneta. Tras un forcejeo, uno de los asaltantes disparó a Jin Kelly Paico Gordillo, quien murió camino a la clínica. El hermano de la víctima denunció que los atacantes tenían acento venezolano. Al día siguiente, la policía detuvo a dos sospechosos con tres armas de fuego, a quienes vinculan con el asesinato de Paico.
A pesar de las protestas y la intervención policial, la violencia continúa. Solo en el distrito de Ate, se han registrado 13 homicidios en los últimos días, incluso bajo el estado de emergencia. Los ciudadanos anuncian nuevas marchas, buscando que las autoridades asuman responsabilidad y brinden soluciones frente a una ola de criminalidad que parece no tener fin.
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