En el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas (CCFFAA) hay un contrato que llama la atención. Se trata de uno que fue firmado en medio del estado de emergencia decretado por las protestas contra el gobierno. La Unidad de Investigación de Latina Noticias accedió a un documento que evidencia irregularidades en una orden de compra por cuatro millones de soles.
Punto Final enseñó el contrato «Adquisición de raciones de campaña para el personal de las Fuerzas Armadas en apoyo a la Policía Nacional». Manuel Gómez De La Torre, jefe del CCFFA, aprobó este contrato el 26 de mayo y se firmó el 9 de junio. Pero en realidad, desde abril ya se sabía quién ganaría.
Valiéndose del argumento de la urgencia, realizó un proceso de contratación directa. Se compró primero y se regularizó después. La empresa ganadora fue Lealto. Ganó para venderle 55 mil unidades de comida militar, a 75 soles cada una. El CCFFAA pidió esto para satisfacer las necesidades energéticas de un soldado durante las 24 horas. La ración proporcionaba de 800 a 1 300 calorías.
Según Jessica Huamán, decana del Colegio de Nutricionistas de Lima, un adulto promedio necesita entre dos y tres mil calorías al día para llevar una alimentación saludable. A pesar de ello, el CCFFA compró raciones que proporcionaba máximo 1 300 calorías.
Esta compra fue posible bajo la justificación de la urgencia del apoyo militar a la Policía en las protestas sociales. Pero de igual manera los productos fueron entregados cuando la tensión social se había disipado.
La empresa debía entregar las 55 mil unidades de comida en veinte días desde la orden de compra realizada el 19 de abril. El plazo fue excedido. El 15 de mayo enviaron una carta al CCFFAA e informaron que los retrasos se debían al control de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa).
Por este problema el producto recién fue entregado el 31 de mayo y la empresa no fue sancionada. Si el apuro en aprobar el orden de compra se debía a una urgencia, ¿dónde queda el sentido de urgencia si el producto llegó mes y medio tarde?
Punto Final entrevistó a uno de los soldados en Puno, una de las ciudades que tuvo el estado de emergencia más largo. Negó haber recibido esta comida. «Normalmente esas bolsas las entregan cuando salen a operar uno o dos días», afirmó. Luego aseguró que solamente operaban un par de horas al día.
¿Entonces por qué se compraron raciones supuestamente destinadas a las operaciones de 24 horas si los soldados solo operaban dos horas al día? Es una pregunta que deberá esclarecer el Comando Conjunto de las Fuerza Armadas.
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