La información proporcionada por Morán es crucial para entender su papel en el caso y las dinámicas entre los involucrados.
En el contexto del caso conocido como «Los Waykis en la sombra», el general en retiro Carlos Morán ha ofrecido una declaración exclusiva a Punto Final, abordando su participación y los detalles de las interacciones que tuvo con Mateo Castañeda y el coronel Harvey Colchado.
Morán, quien fue ministro del Interior durante el gobierno de Martín Vizcarra, ha sido testigo en el caso y se enfrenta a acusaciones de complot en su contra. Según Morán, él no estaba al tanto de que Colchado fuera un agente encubierto y defiende su papel en las reuniones entre Castañeda y Colchado, argumentando que su intención fue meramente de intermediario y no de involucrarse en actividades ilícitas.
En una conversación de WhatsApp del 26 de abril de 2024, Castañeda le pregunta a Morán sobre cualquier movimiento contra Nicanor Boluarte, lo que sorprendió a Morán dado que Castañeda no solía contactarlo con frecuencia. Morán revela que Castañeda estaba preocupado por la situación de Nicanor y le pidió información, lo cual le llevó a sospechar que había algún interés en el hermano de la presidenta, aunque asegura que en ese momento no tenía información sobre posibles detenciones.
Morán detalla cómo, en marzo de 2024, Castañeda solicitó conocer al coronel Colchado, con quien Morán tenía una relación de años. Morán asegura que actuó de buena fe y que desconocía el estatus de Colchado como agente encubierto. La primera reunión entre Castañeda y Colchado, según Morán, fue casual y sin intenciones ocultas, aunque posteriormente se involucró en conversaciones relacionadas con la situación del hermano de la presidenta.
En una conversación posterior del 19 de marzo, Colchado informó a Morán sobre la remoción del coronel Luis Silva Collazos. Morán admite haber reenvíado esta información a Castañeda, sin embargo, asegura que su intención era mantener a Castañeda informado y no interferir en la investigación. Cuando se le preguntó si pensó que esto podría haber afectado a la investigación, Morán indicó que pensaba que Castañeda entendería que su papel era neutral y no intervencionista.
El 25 de marzo, Morán informa a Castañeda sobre una reunión entre la presidenta Dina Boluarte y Colchado. Durante esta reunión, Boluarte expresó desconfianza hacia Colchado y su labor. Morán niega haber tenido conocimiento de que Colchado era un agente encubierto y aclara que su intención era simplemente mediar en las relaciones entre las partes involucradas, sin objetivos ocultos.
El 29 de marzo, Colchado avisó a Morán sobre un próximo allanamiento a la casa de la presidenta, lo que sorprendió a Morán, ya que la información le llegó tarde. Después del allanamiento, la relación entre Castañeda y Morán se deterioró, con Castañeda reclamando que se había difundido información sensible. Morán explica que la ruptura se debió a la falta de confianza y la inesperada divulgación de detalles del caso.
En la reunión del 30 de abril, grabada por Colchado, se discutieron temas delicados y pagos sospechosos, que incluyeron una mención a 30 mil dólares. Morán asegura que no estaba al tanto de que la reunión sería grabada y sostiene que la discusión sobre los pagos no implicaba una participación directa en actividades ilegales.
Finalmente, tras las detenciones del 10 de mayo, Morán reafirma su inocencia y afirma que no ha negociado ningún beneficio en las investigaciones que enfrenta. Niega las acusaciones de estar involucrado en un complot o de tener intenciones políticas, insistiendo en que ha actuado siempre de buena fe y con transparencia.
La información proporcionada por Morán es crucial para entender su papel en el caso y las dinámicas entre los involucrados. A pesar de sus esfuerzos por mantener una imagen de integridad y neutralidad, el caso sigue siendo objeto de investigaciones y controversias, con la solicitud de prisión preventiva aún pendiente de decisión por parte del juez Richard Concepción Carhuancho.
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