Ya no es un secreto para nadie: los azúcares o los carbohidratos simples son alimentos perjudiciales para la salud. Son calorías vacías que no aportan nutrientes y no tienen valor en una dieta equilibrada. Peor aún, pueden causar enfermedades.
Desafortunadamente, es difícil escapar a la tentación en nuestras sociedades modernas. Tenemos a nuestra disposición una variedad de alimentos elaborados y agendas cada vez más ocupadas, por lo que ya no cocinamos. ¡La comida chatarra es la reina y también lo es la velocidad de consumo! Pero, ¿sabes exactamente a qué te arriesgas al comer demasiado azúcar? Te lo resumimos en 10 puntos.
Una dieta demasiado rica en azúcar puede provocar un desequilibrio en la microbiota con una fermentación importante, concretamente en el colon derecho. Entonces, los síntomas serán hinchazón, gases y dolor. Más grave y a largo plazo, este desequilibrio puede provocar determinadas enfermedades inflamatorias intestinales crónicas. Estos incluyen, por ejemplo, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa. Aunque sean multifactoriales y no conozcamos todas las causas, cuando te suceden se recomienda limitar el consumo de azúcar para evitar la inflamación.
Obviamente, los alimentos con alto contenido de azúcar suelen tener un alto contenido calórico, pero no llenan mucho. Entonces, es un círculo vicioso: cuanto más comes carbohidratos simples, más los quieres. El consumo excesivo de azúcar puede provocar un consumo excesivo de calorías, favoreciendo el aumento de peso y la obesidad. La glucosa que no se utiliza será almacenada y transformada en grasa.
El consumo frecuente de azúcar puede provocar resistencia a la insulina, lo que significa que las células del cuerpo tienen dificultades para utilizar la insulina de forma eficaz para regular los niveles de azúcar en la sangre. De hecho, nuestras células se cansarán por una producción excesiva de insulina y ya no podrán protegernos. El páncreas hará una pausa. La deficiencia de insulina puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Según la Federación Internacional de Diabetes, hay casi 425 millones de diabéticos en todo el mundo. Esta cifra alcanzará los 622 millones en 2040 según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
No debemos subestimar el agotamiento que podemos sentir en determinados momentos del día, pero que también puede aparecer a largo plazo. La función de la insulina es reducir nuestro nivel de azúcar en sangre después de las comidas. Cuanto más rico sea en azúcar, más trabajo tendrá que hacer nuestro cuerpo para eliminarlo y más cansancio sentiremos. Si todas tus comidas son muy azucaradas, el cansancio se volverá recurrente.
Nuestro hígado es vital para nuestro cuerpo. De hecho, tiene la pesada misión de limpiar y desintoxicar nuestro organismo. También es el órgano que almacena el azúcar y lo transforma en grasa cuando hay demasiado. Así, cuantos más dulces consumas, más grasas acumularás en el hígado, lo que puede convertirse en una enfermedad del hígado graso no alcohólico. Podemos citar, por ejemplo, la obesidad abdominal, el colesterol alto, la hipertensión arterial, la cirrosis. Los más jóvenes se ven cada vez más afectados por el consumo de dulces, tartas y refrescos. Además, uno de cada tres adultos en el mundo tienen un hígado demasiado graso.
Una dieta rica en azúcar también se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, incluido un aumento de los niveles de triglicéridos en la sangre, una reducción del colesterol bueno (HDL) y un aumento de la inflamación.
Los estudios han sugerido que el consumo elevado de azúcar, particularmente de bebidas azucaradas, puede estar asociado con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de colon, mama y páncreas.
Las bacterias de la boca se alimentan de azúcares, lo que genera acidez y favorece la formación de caries. Cepillarse los dientes es fundamental, pero no será suficiente si ingieres demasiado azúcar. Así que, si quieres evitar visitar más a menudo a tu dentista, debes reducir el consumo de alimentos con mucho azúcar.
En el momento en que comemos alimentos dulces, nos beneficiamos de un impulso inmediato de energía. Sentimos que nos hace sentir bien y nos llena emocionalmente. Lamentablemente, a la larga, este mal hábito puede tener un impacto negativo en nuestro estado de ánimo. Las caídas de azúcar en sangre pueden causar problemas, haciéndonos más irritables y ansiosos. Podemos tener más dificultades para controlar nuestras emociones e incluso caer en estados depresivos.
Dado que el azúcar provoca inflamación en el cuerpo, es posible que experimente reacciones cutáneas. De hecho, cuando nuestro cuerpo está obstruido, nuestra piel se asfixia y reacciona. El exceso de insulina provoca la producción de andrógenos (hormonas masculinas) que aumentan el sebo en los poros de la piel y, por tanto, provoca acné. Aunque pueda parecer menos grave que los demás efectos mencionados anteriormente, el aspecto de nuestra piel influye considerablemente en nuestra confianza y, por tanto, en nuestro bienestar diario. Si nos sentimos mal con nosotros mismos, esto puede afectar nuestra vida personal y profesional.
Como es difícil eliminar completamente el azúcar de la dieta, la OMS recomienda un umbral que no se debe superar. De hecho, los azúcares libres no deberían representar más del 10% del aporte energético diario. Si puedes llegar al 5%, es mejor.
Pero entonces, en la práctica, ¿cómo se ve eso? Las cantidades aproximadas que no se deben superar en un día son:
Algunas consideraciones a tener en cuenta:
Si eres muy propenso a ingerir alimentos con alta concentración de azúcar, intenta imponerte reglas de buen comportamiento. Por ejemplo, sólo un pastel 1 a 2 veces por semana, así como 1 refresco cada 2 o 3 días.
Con información de BuzzWebzine.
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