Un baño de hielo, o inmersión en agua fría, es un tipo de terapia que implica sumergir el cuerpo en agua helada durante aproximadamente 5 a 15 minutos.
La gente ha utilizado baños de hielo durante siglos debido a sus posibles beneficios terapéuticos para la salud. Estos pueden ayudar a reducir el dolor muscular y mejorar el estado de ánimo, pero la investigación actual es limitada. Esto es lo que debes saber antes de darte un baño helado.
Cuando tomas un baño de hielo, el agua fría reduce la temperatura de tu cuerpo y de tu piel. Este cambio estrecha los vasos sanguíneos y mueve la sangre al centro mientras el cuerpo intenta mantenerse caliente. Cuando sales de un baño helado, tus vasos sanguíneos se expanden (vasodilatación) y bombean sangre rica en oxígeno y nutrientes de regreso a los tejidos del cuerpo, incluidos los músculos. Este proceso puede ayudar a reducir la inflamación que puede causar dolor y molestias musculares, por ejemplo, el dolor muscular de aparición tardía después del ejercicio.
Sumergirte en agua helada también ejerce presión sobre tu cuerpo, un proceso llamado presión hidrostática. Esta mueve el flujo sanguíneo hacia el corazón, el cerebro y los pulmones, proporcionando aún más oxígeno y nutrientes a estos órganos principales.
Inmersión en agua fría: Esta técnica generalmente implica sumergir el cuerpo desde el cuello hacia abajo en agua a una temperatura de 50 a 59 grados durante 5 a 15 minutos. Las personas suelen utilizar la inmersión en agua fría para ayudar a reducir el dolor muscular y mejorar el estado de ánimo.
Duchas frías: estas implican permanecer bajo el agua más fría durante 5 a 15 minutos (con el objetivo de tener una temperatura del agua de 50 a 59 grados). Técnicamente es otra forma de inmersión en agua fría. Si eres nuevo en la terapia con agua fría, una ducha fría de 30 segundos puede ser un buen punto de partida. Las duchas frías se utilizan a menudo para aumentar el estado de alerta y reducir la inflamación.
Terapia de agua de contraste: implica alternar entre la inmersión en agua fría y en agua caliente. Los estudios sobre esta tienen diferentes protocolos. Por ejemplo, las personas podrían comenzar sumergiéndose en agua caliente durante 10 minutos. Luego, durante 30 minutos, se alternan entre remojo en agua fría durante un minuto y agua caliente durante cuatro minutos. Otros estudios recomiendan alternar agua fría y caliente cada minuto durante 15 minutos. Esta se usa para tratar lesiones como la distensión muscular.
Método Wim Hof: fue creado por un atleta holandés llamado Wim Hof. Incluye tres elementos: ejercicios de respiración, exposición al frío (incluye duchas frías, baños de hielo e inmersión en agua fría) y meditación. Los posibles beneficios incluyen una menor respuesta al estrés y una mejor función cardiovascular, pero no hay mucha evidencia sobre si es efectiva o no.
La terapia con agua fría puede ofrecer varios beneficios para la salud al reducir la temperatura corporal y aumentar la circulación.
1. Alivia el dolor: se sabe que la aplicación de hielo estrecha los vasos sanguíneos, lo que ayuda a reducir la hinchazón, el dolor y la inflamación después de una lesión. Las investigaciones también muestran que cuando el agua fría golpea los receptores de frío de la piel, envía impulsos eléctricos al cerebro que tienen un efecto reductor del dolor.
2. Reduce el dolor muscular: una revisión de 32 ensayos controlados aleatorios encontró que la inmersión en agua fría una hora después del ejercicio ayudó a reducir el dolor muscular y mejorar la recuperación muscular durante hasta 24 horas. Sin embargo, la terapia de calor tuvo resultados similares.
3. Mejora el estado de ánimo y el estado de alerta: investigaciones limitadas muestran que la inmersión en agua fría puede mejorar el estado de ánimo. Un estudio de 2022 encontró que las personas que se bañaron durante 20 minutos en agua de mar a 55 grados mejoraron significativamente su autoestima y redujeron la tensión y la ira. Las personas que se sumergieron durante 18 minutos obtuvieron resultados similares. Otro estudio encontró que cinco minutos de inmersión en agua fría a 68 grados ayudaron a mejorar el estado de alerta, disminuir el nerviosismo y reducir el estrés. Sin embargo, ambos estudios fueron pequeños e incluyeron a menos de 50 adultos sanos.
Sumergir el cuerpo en un baño de hielo conlleva algunos riesgos. La forma en que reacciona su cuerpo a un baño helado depende de factores como su salud, el tiempo que pasa en el agua y la temperatura. Los posibles efectos secundarios de tomar un baño de hielo incluyen:
1. Paniculitis por frío (erupción inducida por el frío): se puede desarrollar una erupción cutánea dolorosa y con picazón si el frío extremo daña la capa de tejido graso de la piel. La paniculitis fría puede verse como parches escamosos, protuberancias duras o bultos profundos.
2. Respuesta al shock por frío: la inmersión repentina en agua a menos de 60 grados puede provocar un shock en el cuerpo y provocar síntomas como aumento rápido de la respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Esto puede aumentar el riesgo de ahogarse si se encuentra en aguas profundas. El efecto también puede forzar el corazón.
3. Temperatura corporal baja (hipotermia): los baños de hielo pueden provocarle demasiado frío y hacer que la temperatura corporal baje peligrosamente. Con el tiempo, esto puede conducir a una insuficiencia orgánica.
4. Quemadura por hielo: el contacto directo con el hielo puede quemar la piel, provocando ampollas dolorosas y piel decolorada de color rojo, blanco o gris. También puede desarrollar daño y/o muerte del tejido causado por la congelación de la piel y los tejidos subyacentes.
5. Daño a los nervios: la exposición prolongada al frío puede reducir el flujo sanguíneo lo suficiente como para matar el tejido y causar neuropatía permanente (daño a los nervios). El daño a los nervios puede provocar dolor, entumecimiento y pérdida de fuerza muscular.
Asimismo, se debe destacar que los baños de hielo pueden aumentar su riesgo de complicaciones si tiene afecciones como:
Condiciones cardíacas o pulmonares: la inmersión en agua fría estrecha los vasos sanguíneos, lo que puede aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Esto puede forzar el corazón si tiene una enfermedad cardíaca o presión arterial alta. La inmersión en agua fría también puede causar arritmia (latidos cardíacos irregulares) si tiene algún problema cardíaco o edema pulmonar, una afección causada por la acumulación de líquido en los pulmones.
Síndrome de Raynaud: en esta afección, el frío y el estrés estrechan los vasos sanguíneos lo suficiente como para provocar poco o ningún flujo sanguíneo. Esta falta de flujo sanguíneo puede hacer que ciertas partes del cuerpo, como los dedos de manos y pies, se vuelvan blancas o azules. En casos más graves, el agua fría podría provocar llagas o muerte del tejido.
Ten en cuenta que, como ya se señaló, la exposición prolongada al frío puede aumentar el riesgo de hipotermia y congelación. Las señales de advertencia de que estás teniendo demasiado frío y que necesitas salir de un baño de hielo incluyen: escalofríos excesivos, entumecimiento de la piel, piel inusualmente firme o cerosa, piel blanca o amarillo grisácea, piel que se siente inusualmente firme o cerosa, una sensación de agotamiento o poca energía, letargo (somnolencia), confusión, habla arrastrada, pérdida de memoria, manos torpes.
Puedes tomar baños de hielo en casa o en un lago helado. Algunos gimnasios y clínicas de fisioterapia también ofrecen terapia de inmersión en agua fría. Si quieres darte un baño helado en casa, la forma más sencilla es utilizar la bañera. También puedes comprar bañeras de agua portátiles y de alta tecnología.
Para tomar un baño de hielo sigue las siguientes recomendaciones:
– Coloca una toalla grande junto a la bañera para facilitar el acceso.
– Usa ropa deportiva ligera como pantalones cortos, sujetadores deportivos o camisetas. Esto ayuda a proteger las áreas sensibles de la piel. También puedes llevar bañador, guantes y medias.
– Llena tu tina con agua fría y agrega hielo para alcanzar la temperatura deseada.
– Usa un termómetro para probar la temperatura del agua (apunta entre 50 y 59 grados).
– Configura un cronómetro de 10 a 15 minutos.
– Baja lentamente a la bañera, sumergiendo la cintura hacia abajo. Si eso te parece factible, baja hasta que el agua llegue a tu cuello.
– Intenta relajarte respirando profundamente mientras te sumerges. Si algo anda mal, puedes salir antes, especialmente si eres nuevo en los baños de hielo.
– Cuando suene el cronómetro, sal de la bañera y quítate la ropa mojada. Sécate bien con tu toalla y calienta tu cuerpo.
– Si eres nuevo en los baños de hielo, ten a un amigo o compañero cerca para asegurarte de que todo salga bien, especialmente si estás al aire libre.
Si eres nuevo en los baños de hielo, puede resultar difícil que te acostumbres al agua fría. Espera sentirte ligeramente impactado por el frío y muy alerta. Es probable que te resulte incómodo al empezar, pero es probable que tu cuerpo se adapte si puedes relajarte. Eso sí: no esperes sentirte como si estuvieras en un lujoso tratamiento de spa.
También puedes aclimatarte con duchas frías, ligeramente por encima de los 50-59 grados. Repite esto hasta que estés usando la configuración más fría.
Una vez que te sientas cómodo con las duchas frías, comienza a sentarse en un baño lleno con el agua más fría y agrega lentamente hielo para acercarte a los 50-59 grados.
No te apresures a pasar los 15 minutos completos: comienza con 2 a 5 minutos y aumenta lentamente el tiempo en un baño de hielo. Durante varias semanas, aumenta a 10 minutos y eventualmente a 15 minutos.
Sumerge solo una parte de tu cuerpo: comienza tomando baños de hielo que sumerjan solo tus piernas. Con el tiempo, aumenta el área del cuerpo sumergida, por ejemplo, hasta la cintura, el pecho y debajo del cuello.
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