El X-59, avión supersónico de la NASA, podría abrir las puertas a los vuelos supersónicos comerciales, reduciendo los tiempos de viaje entre diferentes partes del mundo.
¿Te imaginas poder viajar de Nueva York Londres en solo 90 minutos? ¿O de Los Ángeles a Tokio en tres horas? Esto podría ser posible en el futuro gracias al avión supersónico que está desarrollando la NASA, el X-59 QueSST (Quiet SuperSonic Technology o Tecnología Supersónica Silenciosa).
El X-59 es un avión experimental que busca reducir el ruido que producen los aviones al romper la barrera del sonido, conocido como estampido sónico. Este fenómeno ocurre cuando un objeto se mueve más rápido que la velocidad del sonido (unos 1.200 km/h) y genera una onda de choque que se percibe como un fuerte estruendo en el suelo.
El estampido sónico es uno de los principales obstáculos para los vuelos supersónicos comerciales, ya que puede causar molestias e incluso daños a las personas y a las infraestructuras. Por eso, muchos países prohíben los vuelos supersónicos sobre tierra y solo los permiten sobre el océano.
El X-59 pretende resolver este problema con un diseño innovador que minimiza la formación y la fusión de las ondas de choque. El resultado es un avión que puede volar a más de 1.500 km/h (Mach 1,4) y generar solo un leve golpe sónico, comparable al sonido de una puerta de coche que se cierra.
El X-59 tiene un aspecto futurista, con un fuselaje largo y estrecho, unas alas delgadas y unos alerones laterales llamados canards. Además, no tiene ventanas frontales, sino una pantalla que muestra las imágenes captadas por una cámara externa. Esto se debe a que el morro del avión es muy alargado para reducir la resistencia aerodinámica.
El X-59 está siendo construido por la empresa Lockheed Martin en colaboración con la NASA, que espera realizar el primer vuelo de prueba en 2022. El objetivo es demostrar que los vuelos supersónicos silenciosos son factibles y seguros, y recoger datos para establecer nuevas normas y regulaciones.
La NASA también está estudiando la viabilidad de los viajes aéreos a velocidades aún mayores, de hasta Mach 4 (más de 4.800 km/h). Para ello, ha contratado a dos equipos de investigación liderados por Boeing y Northrop Grumman, que propondrán diseños de aviones capaces de mantener altas velocidades supersónicas.
Los viajes supersónicos podrían revolucionar la aviación comercial, reduciendo drásticamente los tiempos de vuelo y aumentando la conectividad entre diferentes regiones del mundo. Sin embargo, todavía hay muchos desafíos técnicos, económicos y ambientales que superar antes de que esta tecnología pueda llegar al público.
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