Estas mutaciones, producto de interacciones sociales y avances tecnológicos, moldean la forma en que nos comunicamos y entendemos el mundo.
El español, un idioma vivo y dinámico, se ha visto sometido a una constante evolución a lo largo de los años, influenciado por diversos factores que van desde cambios culturales hasta avances tecnológicos. En este proceso de cambio, la Real Academia Española (RAE) desempeña un papel crucial, actuando como guardiana del idioma y velando por su integridad y coherencia en todos los países de habla hispana.
Una de las decisiones más impactantes tomadas por la RAE se remonta al año 1994, cuando sorprendió a muchos al anunciar la eliminación de dos letras del abecedario español: la ‘ch’ y la ‘ll’. Estas dos letras, consideradas tradicionalmente como parte fundamental del alfabeto, fueron retiradas con el argumento de que no cumplían con la definición de letra al ser dígrafos, es decir, conjuntos de dos letras que representan un único sonido.
Esta decisión no solo generó controversia, sino que también planteó interrogantes sobre la naturaleza misma del idioma y su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos. Sin embargo, la RAE aseguró que la eliminación de la ‘ch’ y la ‘ll’ no implicaba su desaparición del español, sino más bien un ajuste en su clasificación dentro del sistema lingüístico.
A pesar de ya no figurar como letras independientes en el abecedario, la ‘ch’ y la ‘ll’ siguen siendo utilizadas en la escritura cotidiana, manteniendo su presencia en el léxico y en los diccionarios. Ahora, en lugar de ocupar un lugar único en el abecedario, estas combinaciones de letras se integran en las secciones correspondientes a las letras ‘c’ y ‘l’, respectivamente, sin que ello afecte su uso práctico en la lengua española.
Te puede interesar:
También te puede interesar