El fútbol se ha instalado como el deporte por excelencia. Desde su creación, se ha buscado un juego limpio entre las personas involucradas en esta disciplina. Es por esta razón que FIFA introdujo controles antidopaje, en 1966, con la finalidad de evitar que futbolistas accedan a sustancias que le den una ventaja sobre el resto durante los partidos. A lo largo de la historia, son cuatro los casos que han saltado durante Mundiales.
El primero se registró en Alemania 1974 y tuvo como protagonista a Ernst Jean-Joseph. El mediocentro dio positivo por efedrina tras el partido contra Polonia. Él adujo que tomó pastillas para el asma y FIFA decidió no sancionarlo.
Cuatro años después, Willy Johnstone dio positivo por fencamfamina (recuperador de la fatiga) tras el partido que disputó la Selección Peruana ante Escocia en el Mundial Argentina 1978. El habilidoso extremo se defendió asegurando que no se pudo dopar porque jugó el peor partido de su carrera internacional.
El tercer caso fue del español Ramón María Calderé. Tras dar positivo por efedrina (por un jarabe que tomó con prescripción médica de la FIFA) durante el Mundial de México’86, fue sancionado con un partido y una multa de 25.000 francos suizos (unos 9.000 euros actuales).
El caso que nunca se olvidará
Pero, sin dudas, el control antidopaje más recordado es el que protagonizó Diego Armando Maradona. El astro argentino dio positivo por cinco sustancias derivadas de la efedrina, tras el encuentro que disputó su selección contra Nigeria en Estados Unidos 1994. El ‘10’ fue expulsado y suspendido durante 15 meses y nunca más volvió a vestir los colores de la ‘albiceleste’.
Ahora, se espera que en Rusia 2018 no se vuelva a registrar un caso similar y esta cifran no aumente por el bien del fútbol.
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