Menores de 8 años acceden al consumo de cigarrillos vaporizadores en el Perú | VIDEO

Por María Elena Mamani | @maleperuvian

En un escenario aparentemente casual, una breve conversación entre un potencial cliente, menor de edad, y un vendedor, destapa un mundo que en 34 países es clandestino, aunque no en Perú. Se trata del consumo y compra de vapeadores por parte de jóvenes y adolescentes. Y es que, a pesar de contener nicotina, no tienen ningún tipo de regulación en nuestro país.

Latina Noticias conversó con diversas instituciones implicadas en fiscalizar y evaluar la situación y regulación de estos dispositivos, las cuales, de acuerdo con especialistas, genera dependencia por su consumo constante, según algunos estudios realizados en Estados Unidos. Un estudio publicado en el 2019, con cifras de 2017, arrojaba que menores consumían vaporizadores desde los 13 años. No obstante, la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) revela a este medio que el consumo se ha identificado ya incluso en menores de 8 años en adelante.

PRODUCTO NO APTO, PERO VENDIDO A MENORES

«Sebastián» es el nombre que le pondremos a un menor de 16 años que decidió formar parte de este reportaje. Actualmente, cursa el quinto grado de secundaria y se prepara para ingresar a la universidad.

Partimos a las 6 p.m. de su casa en San Miguel y llegamos a la cuadra 14 de la avenida La Paz. Ahí paramos en un conocido grifo que cuenta con un minimarket. «Sebastián» ingresó y sin problema alguno inició la compra de un vaporizador.

– Buenas, ¿venden vapes?

– Sí, ¿qué sabor buscas?

– ¿De qué sabores tienen los de S/20?

– Tengo de tabaco de uva, y de sandía de menta y blueberry.

– El de sandía, ¿me puede dar porfa?

– Tengo 2 por S/32…

– Ya, me da uno…

– ¿Solo uno?

– Sí…

– Pero tengo una oferta de 2 por S/32.

– Uno no más quiero… ¿lo puedo probar, no?

– Sí, puedes probarlo…

Así de fácil, «Sebastián» adquirió un vaporizador a 20 soles, el cual era de 500 puff, es decir, la cantidad máxima de caladas o inhaladas. Esta conversación se repitió una vez más en otro minimarket ubicado en la cuadra 1 de Escardó. «Sebastián» adquirió otro vaporizador a 35 soles y, a diferencia del primero, este tenía 1500 puff.

«No me preguntaron ni la edad, ni cuántos años tengo, ni pidieron DNI. Solamente fui, pregunté y me mostraron los precios y ni siquiera me dijeron nada de la nicotina», reveló «Sebastián».

Pero la presencialidad no es la única manera en la que los menores de edad pueden acceder a la compra de los cigarrillos electrónicos, pues usualmente lo hacen por el servicio de delivery, ya sea en aplicativos o llamando al número directo del negocio.

«Pongo un DNI falso y una fecha de nacimiento falsa y puedo comprar… Y así es más factible cuando quiero ir a fiestas o al colegio», indica el menor de 16 años, quien asegura que sus amigos prefieren hacer pedidos por aplicativos, pues usualmente lo hacen cuando salen de fiesta. Para él, vapear es una actividad fija durante los fines de semana.

«Incluso, cuando voy a mis clases de natación, un amigo vapea antes de iniciar porque dice que le abre más los pulmones y aguanta más tiempo en el agua», asegura «Sebastián».

Pero, ¿qué hay detrás de esta aparente tendencia inofensiva?

EL VAPEO COMO MODA: UN FENÓMENO PREOCUPANTE

En el caso de «Paolo», su historia revela cómo el vapeo se ha convertido en una moda entre los jóvenes. Comenzó a los 15 años. Ahora. con 17, confiesa su constante apego a los vapeadores.

«Empecé a los 15 años en los quinceañeros y ahora tengo 17 y ando con vapes constantemente… Todo el mundo lo consumía y me encantó; todos mis amigos y yo vapeamos siempre», asegura «Paolo», quien vapea durante toda la entrevista.

El joven de 17 años sostiene que, si bien antes tenía que dar explicaciones a sus padres, ahora ya no es necesario porque él «les ha explicado» que el vape no es dañino. Sin embargo, los últimos estudios contradicen la versión que «Paolo» creyó a través de la publicidad que acompaña a estos productos. Ahora destina parte de sus propinas a la compra de vaporizadores.

«A la semana me puedo consumir uno de estos (vapeador de 5000 puff)… Al mes entre 2 y 3… ¿Todos los días vapeas? Todos los días a todas horas y gasto algo de 200 soles», asegura el menor.

Detrás de los llamativos colores y aromas de los vapeadores se esconden componentes tóxicos, como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). Eduardo Cruz, subdirector de Prevención del consumo de drogas, explica que elementos como el propilenglicol y la glicerina, combinados con nicotina y saborizantes, pueden generar daños cancerígenos.

Los testimonios de «Sebastián» y «Paolo» revelan la falta de conciencia sobre los efectos nocivos del vapeo. A pesar de desconocer los riesgos, se suma a la creciente estadística de jóvenes que caen en esta peligrosa moda.

LA REGULACIÓN, UN GRAN DESAFÍO PARA EL PAÍS

A nivel mundial, varios países han tomado medidas para regular o prohibir la venta de vapeadores, pero en Perú, la falta de control es evidente. Aunque existe un proyecto de ley desde hace dos años para regular la comercialización de cigarrillos electrónicos, su aprobación sigue en espera.

La congresista Lady Camones, autora del proyecto de Ley de Control del Tabaco y nicotina para la Protección de la vida y la salud, asegura que ha insistido en el debate del proyecto, pero varios congresistas que, en un inicio la apoyaron, dejaron de hacerlo sin dar más explicación.

«Esto no es seguro, pero lo que sí es verdad es la gran influencia de las empresas tabacaleras. Este proyecto busca regular la comercialización y el consumo de los cigarrillos electrónicos en el Perú«, asegura Camones.

A mediados de junio es el plazo que ha dado la congresista para que se apruebe el dictamen. Estas medidas incluyen la estandarización del color de los dispositivos, advertencias sobre los riesgos asociados, restricciones de consumo en espacios públicos y la divulgación del contenido de los cigarrillos electrónicos.

De acuerdo a la Asociación Peruana de Vapeadores (ASOVAPE), en el país hay más de 200 mil personas vapeando diariamente, entre ellos -lamentablemente- menores de edad.

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