Márquez, que nunca ha ocupado un cargo de elección popular, está programada para liderar un nuevo ministerio de igualdad si ella y Petro ganan.
SUÁREZ, Colombia, 16 jun (Reuters) – Sus antiguos vecinos y colegas del Cauca, un departamento muy marginado de Colombia, esperan que la aspirante a la vicepresidencia Francia Márquez, madre soltera y antigua ama de casa, ayude a las zonas devastadas por la violencia y la pobreza si su candidatura gana los comicios del domingo.
Pero no está claro cuánta libertad tendría Márquez, de 40 años, para cumplir sus promesas de mejorar los derechos de las mujeres y ayudar a los pobres a acceder a la salud y la educación, si ella y el aspirante presidencial Gustavo Petro, un exguerrillero de izquierda y actual senador, resultan ganadores.
El cargo de vicepresidente es nebuloso en Colombia, país en el que los presidentes son libres de asignar ministerios u otras responsabilidades a su segundo al mando. Petro es conocido como un gestor obstinado, que chocó repetidamente con los funcionarios cuando fue alcalde de Bogotá.
Petro y Márquez están empatados en las encuestas con sus sorpresivos rivales Rodolfo Hernández y su candidata a la vicepresidencia Marelen Castillo, que han prometido reducir el tamaño del Estado y los gastos del gobierno, además de combatir la corrupción.
Castillo, con una amplia formación académica, es como Márquez, afrocolombiana. Independientemente de quién gane el domingo, será la primera vez que una mujer negra ocupe la vicepresidencia de Colombia.
Márquez es una célebre activista medioambiental y su oposición a la minería de oro en su municipio natal, Suárez, le hizo recibir el prestigioso Premio Medioambiental Goldman en 2018, así como amenazas de muerte por parte de grupos armados ilegales.
Márquez, que nunca ha ocupado un cargo de elección popular, está programada para liderar un nuevo ministerio de igualdad si ella y Petro ganan.
Si Petro reniega de los planes para dar a Márquez un papel para la formulación de políticas o microgestiona sus decisiones, los dos podrían chocar una vez en el Gobierno, dijo a Reuters Gimena Sánchez-Garzoli, directora de los Andes en el Centro de Estudios de la Oficina de Washington para América Latina.
«Él siempre ha puesto lo que cree que es más importante, o su idea de lo que deberían ser las cosas, antes de conseguir realmente un consenso total con los demás», dijo Sánchez-Garzoli, asegurando que Petro y Márquez «se enfrentarán» si él la margina.
Márquez, que quedó en segundo lugar detrás de Petro en las primarias de la coalición del izquierdista Pacto Histórico en marzo, con 783.000 votos, tiene un importante apoyo por sus propios méritos, opinó Sánchez-Garzoli, al recordar que obtuvo más sufragios que el ganador de las primarias del centro.
Para Daniela Cuéllar, de FTI Consulting, Márquez podría ser una ayuda crucial para el desarrollo económico, al servir de enlace entre la población local, a menudo escéptica, y las grandes empresas.
«Márquez podría ayudar a las empresas a tener un intermediario respetado por las comunidades en el gobierno, lo cual podría ayudar a las empresas a identificar y a trabajar temas de interés común con las comunidades», aseguró.
UNA HIJA DE SUÁREZ
Los habitantes de Suárez -adornado con coloridos murales de Márquez- y de la vecina Buenos Aires dijeron a Reuters que su posible llegada a la vicepresidencia sería una oportunidad única para regiones marginadas como la suya.
Más del 80% de los habitantes del Cauca, donde tienen presencia varios grupos armados ilegales como las disidencias de la guerrilla de las FARC que rechazaron un acuerdo de paz de 2016, y en donde se realiza minería ilegal y actividades de narcotráfico como la producción de hoja de coca, viven en alguna forma de pobreza.
Los lugareños quieren que ella apuntale los derechos sobre la tierra y aborde la desigualdad.
«Me alegra mucho», dijo Gonzalo Ararat, de 79 años, un agricultor que fue desplazado por la violencia en medio del conflicto armado interno de Colombia en su juventud y que conoce a Márquez desde hace más de 20 años.
Ararat mostró con orgullo una revista de 2010 con una columna escrita por Márquez en la que exponía sus planes de estudiar derecho para defender a su comunidad de las amenazas a su tierra, que había grabado junto con su material de campaña actual.
La concejal Sandra Patricia Ibarra, de 47 años, dijo a Reuters que le gustaba Márquez porque arriesgó su vida para defender su hogar, a pesar de las decenas de asesinatos de ecologistas que se producen cada año en Colombia.
«Francia es hija del municipio de Suárez Cauca», afirmó Ibarra.
Si gana, se espera que Márquez impulse la aplicación de una reciente sentencia de la Corte Suprema que despenalizó el aborto, mientras hace hincapié en el acceso a este procedimiento para las mujeres indígenas, afrocolombianas y rurales.
«Ser mujer en Colombia no es lo mismo (…) si eres indígena o si eres afrodescendiente», dijo Ana Cristina González, de Causa Justa, una coalición de más de 90 grupos a favor del aborto.
Las activistas afrocolombianas de Buenos Aires, antiguas compañeras de Márquez, aseguraron que sus planes de apoyo a las zonas pobres y la defensa de los derechos de los afrocolombianos se enfrentarán con muchos obstáculos.
Pero su presencia en los pasillos del poder marcará un cambio profundo.
«Nuestros territorios no han venido siendo atendidos de manera efectiva por el Estado colombiano, por los gobiernos, porque pareciera que nuestros territorios solo les importa para saquear los recursos que hay ahí», dijo Clemencia Carabalí, de 51 años, del grupo de mujeres afrocolombianas ASOM.
Carabalí, cuidada de cerca por guardaespaldas proporcionados por el gobierno debido a las amenazas de muerte por su activismo, describió a Márquez, una amiga de 25 años, como una hermana.
«Como mujer me siento muy orgullosa de la labor que ella viene haciendo», afirmó.
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