El ahorro de energía es necesario desde hace tiempo para cumplir los objetivos climáticos, pero los meses de subida de los precios de la energía y la lucha por reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos
BRUSELAS, 21 abr (Reuters) – Aumentar la temperatura del aire acondicionado, ajustar la configuración de la caldera, conducir más despacio y cambiar los vuelos de corta distancia por los trenes son algunos de los consejos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre cómo los consumidores pueden ayudar a reducir la dependencia de la energía rusa y recortar sus facturas.
El ahorro de energía es necesario desde hace tiempo para cumplir los objetivos climáticos, pero los meses de subida de los precios de la energía y la lucha por reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos tras la invasión de Ucrania por parte de Moscú han hecho que el tema adquiera mayor importancia en la agenda política.
En una guía lanzada junto a la Comisión Europea el jueves, la AIE, con sede en París, recomienda a los europeos trabajar desde casa cuando sea posible, compartir el coche, evitar conducir los domingos en las grandes ciudades y utilizar la bicicleta, el transporte público o caminar más.
Según la AIE, si se siguen estas recomendaciones se podrían ahorrar 450 euros al año en la factura energética de un hogar típico de la UE, dependiendo de factores como el tipo de vivienda y el coche que se tenga.
Solo con bajar el termostato 1°C se podrían recortar 70 euros de la factura de calefacción de un hogar, mientras que conducir una media de 10 kilómetros por hora más despacio en las autopistas podría ahorrar otros 60 euros al año en combustible, según la AIE.
Si se aplican en toda la UE, las medidas podrían ahorrar 220 millones de barriles de petróleo al año y 17.000 millones de metros cúbicos de gas, según la AIE.
El bloque de 27 países se ha comprometido a dejar de utilizar combustibles rusos para 2027, pero a corto plazo sigue dependiendo de Moscú para el 26% de sus importaciones de petróleo y el 40% de las de gas, importando 155.000 millones de metros cúbicos de gas ruso al año.
Si Rusia cortara el suministro de gas, o si la UE sancionara el gas ruso, se necesitarían medidas de emergencia mucho más amplias para reducir el uso del combustible, como el cierre de fábricas y un posible racionamiento energético.
Los gobiernos de Austria y Luxemburgo, entre otros, acogieron con satisfacción las ideas de la AIE, aunque el ministro de Energía luxemburgués, Claude Turmes, dijo que sería necesario adoptar medidas a escala de la UE, como la reducción de los límites de velocidad, para garantizar su aplicación.
El secretario de Estado de Economía y Clima de Alemania, Patrick Graichen, añadió que «esto tiene que ser más que voluntario».
Italia dijo el miércoles que impondrá límites a la temperatura del aire acondicionado en los edificios públicos, pero hasta ahora pocos países han pedido a los ciudadanos que consuman menos energía, incluso mientras se apresuran a llenar los depósitos de gas de cara al próximo invierno y se preparan para posibles interrupciones del suministro energético ruso.
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