A 40 años del inicio del conflicto, Argentina sigue reclamando la soberanía de las Malvinas (Falkland Islands para los británicos) por considerar que fueron usurpadas por Gran Bretaña en 1833.
BUENOS AIRES, 1 abr (Reuters) – Luis Poncetta viajó dos veces a las Islas Malvinas para rendir homenaje a sus compañeros argentinos caídos durante la guerra con Gran Bretaña en 1982. Colocó una placa en el inhóspito sitio donde había combatido, pero al volver años después descubrió que había sido retirada.
Poncetta no fue el único: muchos excombatientes y familiares de fallecidos han viajado a las islas para rendir homenaje a los caídos en una guerra que dejó cerca de 1.000 muertos (la mayoría argentinos) y culminó con la victoria británica.
Por esta y otras acciones, las autoridades del archipiélago del Atlántico Sur establecieron una disposición para no herir la «sensibilidad» de los malvinenses, que prohíbe colocar objetos conmemorativos, desplegar la bandera argentina y retirar elementos del lugar, incluso un puñado de tierra.
Sin embargo, desde que se habilitaron los vuelos a las islas para los argentinos en 1999, los veteranos y familiares de los muertos en la guerra sienten la necesidad de realizar estas prácticas como un acto de memoria, incluso bajo el riesgo de ser sancionados.
«Hay una continuidad del campo de batalla (…) La lucha por la memoria continúa, la lucha por ese patrimonio en disputa continúa en el ámbito virtual», dijo Carlos Landa, arqueólogo de la Universidad de Buenos Aires e investigador del instituto público CONICET.
«Es un acto de recuperación, un acto de memoria (…) Ese acto que es efímero, clandestino, que lo ven unos pocos, es replicado en las redes», agregó Landa, refiriéndose a la práctica de los veteranos de subir fotos de Malvinas a internet.
Landa forma parte de un equipo de investigadores que estudia la lucha por la memoria que libran veteranos y familiares de los argentinos caídos en la guerra mediante estos actos en las islas y a través de los recuerdos evocados por objetos del conflicto, que perduran con imágenes y relatos en las redes sociales.
«En el 2006, cuando fuimos la primera vez, llevé una placa para dejar en la posición en la que habíamos estado en 1982. Lo hice, la dejé y cuando volví en 2018 la placa ya no estaba», dijo Poncetta, un abogado de 60 años.
A 40 años del inicio del conflicto, Argentina sigue reclamando la soberanía de las Malvinas (Falkland Islands para los británicos) por considerar que fueron usurpadas por Gran Bretaña en 1833.
Muchos isleños, que conmemoran el 14 de junio -cuando finalizó la guerra- como el día de la liberación, ven todavía con desconfianza a Argentina y reclaman la autodeterminación del archipiélago.
Gavin Short, miembro de la Asamblea Legislativa de las islas, dijo a Reuters por Zoom que el aniversario de la guerra es aún «muy sensible» y que las acciones que llevan adelante los veteranos argentinos cuando visitan las islas, como poner placas conmemorativas, rosarios o banderas, están «fuera de lugar» y traen de vuelta recuerdos que preferirían olvidar.
«Les pedimos que sean respetuosos de nuestros campos, es nuestro país, fuimos invadidos y dejar cosas como esas alrededor, casi en tu cara (…) trae todo de vuelta y realmente es irrespetuoso para los habitantes de las ‘Falklands'», agregó.
Una decena de excombatientes del país sudamericano entrevistados por Reuters dijeron sentir dolor ante la imposibilidad de hacer actos conmemorativos, que solo están permitidos en el cementerio de Darwin, donde descansan 237 de los 649 caídos argentinos en la guerra.
Al no poder hacer arqueología en las islas, los investigadores comenzaron a registrar las historias detrás de objetos que los excombatientes tienen en su poder y crearon «Malvinas: Objetos Portadores de Memoria», donde entrevistan a veteranos con un elemento que dispara historias íntimas de la guerra, un material que publican en las redes sociales y en YouTube (https://youtube.com/channel/UCgx-6F4rB4M8yf0t90uExtg).
Al igual que las placas y los actos conmemorativos que realizaron clandestinamente a lo largo de los años en las islas, los objetos que conservan de la guerra son tesoros que resguardan la memoria de heridas que aún siguen abiertas.
Sin embargo, algunas conmemoraciones enfatizan más la unidad que el conflicto. El mes pasado, ex combatientes de Argentina y Gran Bretaña asistieron a una misa en Buenos Aires.
«Hay algo muy profundo entre un veterano y otro veterano. Un veterano británico a veces está más cerca de un veterano argentino y viceversa que (…) de un civil», dijo el ex combatiente británico Geoffrey Cardozo.
«Lo que estamos haciendo hoy es maravilloso. Debería haber ocurrido hace años, pero debemos ser pacientes», agregó.
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