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Empezó el verano y ¿a quién no le provoca una chicha morada bien heladita, un refresco de maracuyá o un juguito de naranja? Sin embargo, tenga mucho cuidado con lo que compra en la calle porque podría terminar enfermándose.

 

El problema empieza con los envases donde nos venden el producto. Como las bebidas fueron hechas artesanalmente, los envases son reciclados. Es decir, se trata de botellas que usted pudo haber desechado y que luego son lavadas y reutilizadas. No tienen registro sanitario y se las podrían ofrecer en cualquier semáforo o en una esquina a menos de 2 soles.

 

En los últimos días la temperatura supera los 26 grados centígrados, así que es difícil resistirse a bebidas heladas. Pero deben haber sido preparadas con agua hervida y ser consumidas en máximo 5 horas, si es que se trata de un refresco que lleva frutas como la famosa tizana.

 

Conversamos con el especialista en enfermedades infecciosas Eduardo Gotuzzo, quien enfatizó que lo más peligroso del verano es comprar estos refrescos en las playas, ya que están expuestos al sol. “Puede haber parásitos como amebiasis u otro común en la ciudad», explicó el médico.

 

Los problemas de salud más comunes son diarreas agudas, salmonelosis, amebiasis y parasitosis intestinal. Pero decidimos hacer un experimento. Compramos dos bebidas en Villa María del Triunfo y Mesa Redonda, las llevamos al laboratorio del Policlínico Risso, donde serán analizadas. Allí se les hará un estudio microbiológico para identificar el organismo presente.

 

En una semana conoceremos los resultados. Mientras tanto, le recomendamos consumir bebidas envasadas, que no pongan riesgo su salud.

 

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