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Han pasado 49 años de aquel trágico día, un terremoto de 7,9 grados seguido por el desprendimiento de un enorme bloque de hielo del nevado Huascarán que causó un aluvión y que sepultó una ciudad entera, Yungay, el 31 de mayo de 1970.

 

El terremoto se originó en las costas de Casma y de Chimbote. La ciudad de Yungay, ubicada a los pies de este nevado, fue arrasada por el aluvión. La estatua de cristo en lo alto y cuatro palmeras fue todo lo que quedó en pie, y actualmente de dichas palmeras solo queda una.

 

La tragedia considerada como una de las más devastadoras que la furia de la naturaleza ha causado en la historia del país dejó un saldo de 75 mil muertos, más de 150 mil heridos, 20 mil desaparecidos.

 

Y sólo en Yungay más de 26 mil personas perecieron bajo la avalancha de 30 millones de toneladas de lodo, hielo y piedras. También se logró el rescate de 300 personas en su mayoría niños que lograron salvarse corriendo hacia la zona más alta del cementerio de la ciudad y que cada 31 de mayo es visitado por cientos de personas como señal de duelo.

 

El terremoto despertó la solidaridad internacional, rescatistas, médicos y paramédicos de los cinco continentes se hicieron presentes para ayudar a los sobrevivientes, el gobierno del entonces presidente Juan Velasco Alvarado declaró duelo nacional durante 8 días.

 

A raíz de este desastre en 1972 se creó el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI). Las autoridades también dispusieron que en dicha fecha se conmemore y honre a las víctimas de este terremoto incluso se instauró ésta fecha para la realización del simulacro nacional de sismo.

 

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