Nicaragua fue informada previamente de que no sería invitada a la cumbre, que tendrá lugar en Los Ángeles, según una persona en Washington familiarizada con el asunto.
MANAGUA (Reuters) – El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, dijo que «no le interesa» asistir a la Cumbre de las Américas del próximo mes en Estados Unidos, que algunos líderes han criticado por reportes de que podría excluir al país centroamericano, Cuba y el gobierno del venezolano Nicolás Maduro.
Nicaragua fue informada previamente de que no sería invitada a la cumbre, que tendrá lugar en Los Ángeles, según una persona en Washington familiarizada con el asunto.
«No nos interesa estar en esa cumbre», afirmó Ortega en un acto público a última hora del miércoles. «Esa cumbre no enaltece a nadie, más bien ensucia, embarra. Tenemos que defendernos los latinoamericanos para que nos respeten», argumentó.
El mandatario ganó los comicios presidenciales de noviembre del 2021 que lo llevaron a un cuarto mandato consecutivo, pero tras encarcelar a sus rivales y reprimir a medios de comunicación críticos, lo que generó condena internacional. Ortega ha acusado con frecuencia a Estados Unidos de intervencionismo y de intentar socavar su gobierno.
En el discurso del miércoles añadió que los líderes de América Latina ya se reúnen vía la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), formada por 33 países.
Un funcionario de alto nivel del Departamento de Estado estadounidense informó en abril que Cuba, Nicaragua y el gobierno de Maduro probablemente serían excluidos porque la cumbre está destinada a centrarse en la democracia en la región.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha instado a Washington a incluir a todos los países en la cita o, de lo contrario, no asistirá. El jueves dijo que esperaba una respuesta de su colega Joe Biden esta semana, después de expresar su preocupación al asesor especial de Washington, Christopher Dodd.
La administración Biden acusó el jueves a Cuba de alimentar la controversia sobre su posible exclusión de la cumbre para retratar a Estados Unidos como el «chico malo» y distraer la atención del historial de derechos humanos de La Habana a nivel local.
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