Las máquinas son capaces de detectar fiebre y descubrir quién no utiliza la mascarilla de forma correcta
Bélgica ha desplegado robots que hablan más de 53 idiomas, detectan la fiebre y determinan si las personas están usando correctamente las mascarillas, como una primera línea de control en hospitales y tiendas. Las personas que lleguen al Hospital Universitario de Amberes a partir del martes responderán a preguntas en internet o en un quiosco interactivo. El robot escaneará un código QR, revisará sus respuestas, comprobará su temperatura y determinará si llevan la mascarillla correctamente.
Fabrice Goffin, director ejecutivo de Zorabots, con sede en Bélgica, dijo que sus robots han estado en hospitales, residencias y hoteles desde 2013, pero que ahora han encontrado un nuevo papel. Los robots no harán pruebas de COVID-19, pero podrían proporcionar señales útiles. «La gran ventaja de este robot en relación con un terminal fijo es que el robot puede moverse, puede ir hacia la gente, puede hablar con la gente y hablar en su lengua materna. Habla más de 53 idiomas», dijo Goffin.
El hospital suele recibir 2.000 pacientes al día y está previsto que empiece a readmitir visitas la semana que viene, a medida que la vida en Bélgica vuelve a una relativa normalidad tras el confinamiento por el coronavirus. Los robots, que suelen costar 30.000 euros (33.357 dólares), también se han vendido a clínicas de Francia, Países Bajos, Estados Unidos y Ruanda.
Según explicó Jan Bussels, quien desarrolló el software y la interfaz, el robot fue diseñado para ayudar con el trabajo repetitivo y permitir que el personal médico sobrecargado se concentre en su tarea principal, como proveer cuidados. El robot también es capaz de aprender en el trabajo, agregó.
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