Por Hernán P. Floríndez (Unidad de Investigación)
Bajo el informe N°142-2016-DIRILA-PNP/DIVILA-DF, la Policía Especializada en Lavado de Activos solicitó a la Fiscalía investigar al presidente del directorio de Frigoinca por lavado de activos. La Policía detalló una serie de empresas controladas por Nilo Burga Malca, que presuntamente habrían adquirido ganado de equino sin guías, facturas o certificados para luego ser vendido como alimento tanto en el extranjero, como en Perú.
Los posibles delitos encontrados por la PNP oscilaban entre evasión de impuestos, lavado de activos y afectación a la salud pública.
Según el informe policial, Nilo Burga dirigió el Camal de Pacanga en Lambayeque junto a sus tres hijos: John, Oliver y Michael Burga Farro; este último director comercial de la empresa FrigoInca y protagonista del celular de la corrupción en Qali Warma. Desde este camal, y a través de la compañía Inca Trade Group SAC representada por Oliver Burga, se exportó 108 containers de carne y cuero de burro en 2015.
El problema fue que, según las pesquisas de la DIRILA PNP, el camal de Pacanga compraba “ganado equino a los proveedores ganadores de la región, quienes traen los animales sin ningún tipo de documentación”, para luego ser sacrificados, y procesados. “Son congelados en bloques de 25KG, hasta acopiar 28 toneladas que son depositados en un container y enviados a Asia”, describe la investigación policial.
Pero, para la empresa aún había restos de carne de burro que podrían aprovecharse y terminar como salchichas. “Los cueros son tratados en saladeros que hay en el mismo camal (…) una parte de estos productos son vendidos como carne industrial a las fábricas de embutidos como Otto Kunz, Laive, Razzeto, Agro Corporación y otros sin utilizar documentos que amparan actos de comercialización”, se señala.
La carne equina también habría llegado directamente los mercados limeños para la compra al por menor.
“Después de realizar el proceso de desposte [corte en porciones] las partes principales de la carne son transportados a la ciudad de Lima, mercado de Caquetá, en su establecimiento comercial en la Calle Juan Velasco Alvarado – San Martín Porres donde venden carne al público para consumo directo”, resume el informe.
La entrega de esta carne sería de cinco toneladas, tres veces por semana, moviendo 120 mil soles presuntamente sin pagar impuestos. Según calculó la PNP, las actividades de Nilo Burga habrían generado una defraudación de 40 millones de soles.
Luego del informe policial, la Fiscalía contra el Lavado de Activos analizó los hechos y abrió una carpeta penal. Sin embargo, no realizó ninguna diligencia.
Para la fiscal María del Pilar Peralta, los hechos no constituyeron un posible delito de lavado de dinero, sino que podrían ser consideradas faltas administrativas, delitos contra la salud pública o delitos tributarios.
La Procuraduría de Lavado de Activos se quejó y solicitó que sí se realicen diligencias, pero la carpeta fue elevada a la ahora célebre fiscal Elizabeth Peralta Santur, investigada en el caso Chibolín, quien decidió archivar el caso, y enviar las copias de regreso a la mesa de partes y de paso, al olvido.
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