Marco, Wilson y Alessandra son tres niños que a sus cortos 9, 6 y 5 años, no comprenden por qué deben de dormir sobre el suelo. Estos niños, que viven en una de las comunidades más alejadas de Puno, sufren por las heladas que llegan a los 15 grados bajo cero.
Al drama de las bajas temperaturas, ellos deben de soportar el no tener una vivienda donde protegerse del frío, pues un fuerte sismo en diciembre pasado desplomó por completo la casa que los abrigaba.
Abrigo que no pueden recibir en su nueva vivienda hecha de calamina, material que permite que el frío penetre hasta los huesos y con agujeros en el techo que filtra el agua de las lluvias.
En esta comunidad no hay agua, el pozo se malogró y si los pequeños tienen sed beben desde el mismo riachuelo. Sumado a esto para llegar al centro de salud más cercano en Pinaya uno debe de caminar por lo menos 3 horas, pues a pesar de que haya una ambulancia no existen quien pueda manejarla.
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San Antonio de Esquilache, a 4700 metros de altitud, es una de las comunidades más afectadas por las heladas en Puno. https://t.co/DeKn3SBS29
— Latina Noticias (@Latina_Noticias) July 18, 2018
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