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El icónico Lago Titicaca, enfrenta una amenaza inminente debido a la severa sequía que azota la región andina. Esta situación crítica está repercutiendo de manera devastadora en los lancheros locales, quienes brindan servicios de transporte acuático en el puerto Muelle de Puno.

Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI), la región andina de Puno experimenta su peor sequía en los últimos 60 años. Esta problemática ha provocado una disminución drástica en el nivel del agua del Lago Titicaca, descendido más de 55 centímetros en su punto más bajo.

El impacto de esta problemática no se limita solo al aspecto ambiental, sino que también está afectando gravemente a los lancheros de la zona. Para muchos de ellos, el transporte de pasajeros y mercancías en el Lago Titicaca representa su única fuente de sustento.

La evidencia de esta crisis ambiental se hace evidente al observar los suelos secos y agrietados, así como embarcaciones varadas debido a la escasa profundidad del agua. El puerto Muelle de Puno, utilizado por los lancheros para sus operaciones, se encuentra prácticamente seco debido a la disminución del nivel del lago.

Castulo Lujano, uno de los lancheros afectados, expresó su preocupación al afirmar: «Si no llueve, no va a haber puerto».

Por su parte, Mauro Suaña, otro lanchero local, lamentó la falta de atención de las autoridades ante esta crisis. Dijo: «Todos los días está secándose el agua y no hay ninguna autoridad que pueda preocuparse del Lago Titicaca».

Los lancheros del puerto Muelle de Puno están unidos en su llamado a las autoridades para que visiten la zona y tomen medidas inmediatas. Entre sus demandas se encuentra la necesidad de realizar un dragado que limpie la tierra acumulada, permitiendo un mayor calado en el puerto.

Además, piden la expansión de muelles flotantes para facilitar su trabajo y garantizar un puerto funcional. Nestor Lujano, lanchero, destacó: «Más que todo, se necesitan flotadores. Esa sería la solución para nosotros».

La grave sequía que afecta a la región de Puno no solo amenaza la subsistencia de los lancheros, sino que también impacta a las comunidades locales, la industria turística y la ganadería.