Conoce aquí los síntomas y riesgos de esta afección que la pueden padecer los pacientes con diabetes tipo 1 y 2.
La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la capacidad del cuerpo para regular los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre. El problema se produce por fallos en la secreción o acción de la insulina, hormona liberada por el páncreas. Así, la diabetes con niveles elevados de azúcar durante un período prolongado puede derivar en lo que se denomina pie diabético, un término que hace referencia a una serie de cambios y complicaciones que afectan a las extremidades inferiores.
Quienes padecen de pie diabético pueden experimentar neuropatía diabética (daño a los nervios) o enfermedad vascular periférica (daño a los vasos sanguíneos) en pies y piernas. Otros síntomas son las infecciones, los problemas de circulación, la pérdida de sensibilidad, la sensación de entumecimiento, el hormigueo y el dolor, todo en los pies y piernas. Sin embargo, hay personas que no presentan ninguno de estos rasgos.
Ten en cuenta que el pie diabético afecta a quienes padecen la diabetes tipo 1 (pérdida de la capacidad del páncreas para producir insulina, lo que hace que la glucosa no entre en las células y se acumule en el torrente sanguíneo) o del tipo 2 (las células no pueden aprovechar la hormona liberada por el páncreas y la glucosa se utiliza de manera ineficaz).
El dolor es la forma que tiene el cuerpo de decirnos que algo no está bien. Cuando hay una pérdida de sensibilidad y la persona ya no puede sentir sus pies, es posible que no notes, por ejemplo, algún rasguño, ampolla o hematoma. Estos aparentes pequeños problemas se pueden convertir en otros muy graves.
Así, es posible que las personas con pie diabético no sientan molestias en las áreas donde se desarrollan llagas, cortes o irritaciones. Además, cuando los vasos sanguíneos se dañan, se produce una mala circulación y esto dificulta la curación, por lo tanto, estas lesiones, si no se cuidan y tratan de forma adecuada, podrían convertirse en infecciones graves y hasta úlceras.
Y las amenazas no terminan allí: la afección puede provocar la muerte del tejido, lo que se conoce como gangrena. Este es un escenario extremadamente peligroso, porque enciende la necesidad de amputaciones parciales o totales de los dedos del pie, de todo el pie o de parte de la pierna para evitar que la infección se propague a otras partes del cuerpo, poniendo en riesgo la vida del paciente.
Algunas señales en pies y piernas pueden servir de aviso de un posible caso de pie diabético, sobre todo si se presentan de forma recurrente. Se recomienda buscar evaluación médica si notas:
– ¿Todas las personas con diabetes padecen de pie diabético?
Cualquier persona con diabetes corre el riesgo de tener pie diabético, pero algunos factores aumentan la probabilidad, entre ellos: haber sido diagnosticado con diabetes durante mucho tiempo, especialmente si el nivel de glucosa en sangre es frecuentemente superior al recomendado o sin control; estar gordo; ser sedentario; tener más de 40 años; tener presión arterial o niveles de colesterol altos.
– ¿Existe alguna forma de prevenir el pie diabético?
La mejor manera de prevenir daños a los nervios, los vasos sanguíneos y la circulación (o prevenir el empeoramiento de las afecciones del pie diabético) consiste en mantener un control estricto de los niveles de azúcar en la sangre.
También es importante tomar algunas precauciones, como mantener los pies siempre limpios y secos, usar calzado adecuado y cómodo, así como examinar frecuentemente toda la zona de los pies y piernas en busca de cortes, hematomas, enrojecimiento, callos y otros cambios en la apariencia de la piel y las uñas de los pies (incluidas verrugas o manchas donde los zapatos pueden causar irritación). El tratamiento temprano reduce en gran medida el riesgo de complicaciones.
Otros hábitos que también pueden ayudar son: no fumar (el cigarrillo reduce el flujo sanguíneo a los miembros inferiores), mantener una dieta equilibrada y saludable, practicar actividad física regular y seguir correctamente las pautas de tratamiento indicadas por tu médico.
Un agravante en el caso de la diabetes es que se puede vivir con la enfermedad durante meses o años hasta que los síntomas se hacen evidentes o se detectan cambios en los niveles de glucosa en las pruebas de rutina. Sin embargo, no iniciar el tratamiento puede tener consecuencias graves e irreversibles. Por lo tanto, debes estar siempre atento y tener tus chequeos de salud al día.
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