El conocido periodista Fernando Díaz, actual conductor de “Arriba mi gente”, hizo un espacio en su agenda para conversar con Latina Noticias sobre sus inicios en la carrera, a donde sabe que llegó para contar historias, la fama y cariño que tiene de su público vino por añadidura.
Según las propias palabras de Fernando, sus casi 28 años recorriendo por el periodismo le ayudaron a formar su carácter, a desarrollar su autoestima y, en más de una ocasión, tuvo que aprender a vivir al límite.
Este 1 de octubre, en medio de la celebración del Día del Periodista, acompáñanos a revivir en esta entrevista los pasajes que vivió Fernando Díaz ejerciendo la carrera.
¿Qué es el periodismo para ti?
El periodismo es una pasión, es una forma de vida, es un sacrificio, es un servicio a la comunidad, que, si lo ejecutas bajo las normas éticas, el compromiso, la honestidad, lealtad y de ponerte siempre en los zapatos del otro. Yo creo que puede ser una profesión que te da satisfacciones enormes, de aprendizaje, crecimiento humano. Te puede dar la posibilidad de entender, el caso del Perú, un país tan diverso y difícil, a veces, de comprender. Es una profesión que en el mundo cumple un rol vital.
¿Fue difícil tus inicios?
Fue difícil hasta cierto punto porque si comparamos mi proceso, mi aprendizaje, mi tiempo con lo que viven los jóvenes, son otros momentos de la historia y la tecnología, sin duda.
Fue difícil en la medida en que no vivía en Lima, fue difícil adaptarme a una ciudad como esta, diferente a mi provincia de Chiclayo. Venía de una burbuja a otra realidad, a enfrentar una ciudad de los 90. Violenta, sumergida en el terrorismo, todavía había coches bombas, no se había atrapado a Abimael Guzmán. Había un terror en la calle.
¿Cómo aprendiste a afrontar la cruda realidad de los casos sociales?
Al comienzo me golpeaba mucho esa realidad porque uno enfrenta casos humanos, denuncias sociales, ves las diferencias que hay en nuestro país y te ponías en los zapatos del otro. Trataba de resolverlo, ayudar, pero es muy difícil. Un viejo jefe me dijo: ‘Un momento, tranquilo, porque tú no eres la beneficencia pública’. No somos el Gobierno para resolverle la vida a todo el mundo. Yo aprendí a conectar siempre con la gente, aprendí a empatizar, pero una vez que terminaba y llegaba mi casa, trataba de desconectarme.
¿Te llevó mucho aprender a no frustrarte con los reportajes sin final feliz?
Te va haciendo un callo, pero quizá asumes con madurez más las cosas. Las escuchas, las procesas de manera más de acá (cabeza) y no tanto de acá (corazón).
La vida no es color rosa, la vida no tiene un final feliz. Las historias que recibimos no son siempre bonitas, pero hay que tratar de conmover, que, al otro lado de la pantalla o el celular, hay alguien que sí quiera ayudar. En el caso de las denuncias de interés humano, o los casos de ayuda, puedan movilizar una consciencia en pro de esa familia que lo necesita.
Su anhelo y pasión por convertirse en un gran periodista le dieron a Fernando la fortaleza y valentía de aprender a afrontar las exigencias de sus primeros jefes, quienes tiraron a la basura algunos de sus primeros informes.
También tuvo que aprender a vivir con la tensión de que sus propuestas para sus informes especiales sean rechazadas. Sin embargo, reconoce que pasar por cada uno de esos episodios fue fundamental para escribir cada capítulo de su vida por el periodismo.
«Yo tengo 28 años como periodista. En el inicio, los jefes de antaño marcaron mi vida, sin duda, en sus formas de enseñarme, un poco a los gritos a la mala, que ahora ya no se hace. Los jefes de antes querían ver resultados, y a ver si está bien escrito, si estaba mal a la basura. Eso era un poco estresante (…) Yo en cada reunión de producción donde debía dar mis temas, me ponía muy tenso porque no sabía si iba a convencer, si iba a gustar», narra.
Pero el periodismo también le dio privilegios como viajar a diversas partes del mundo o cubrir eventos importantes que suscitaron en nuestro país como el ‘Rescate de los rehenes de la Embajada de Japón’.
“Otro momento, es cuando he podido cubrir cosas en el extranjero, momento como el terremoto de Japón, ir hasta el otro lado del mundo, y después han sido el ‘Rescate de los rehenes de la Embajada de Japón’, estar en ese momento fue importante. Si algo describe mucho a esta profesión, es la adrenalina. A mí me encanta el en vivo, es riquísimo el ‘3, 2, 1. Al aire’”, reconoce, sin poder ocultar su emoción.
Fernando tiene claro que no llegó al periodismo para lucirse ante las cámaras, “mucha gente piensa que llegas al periodismo para lucirte, para hacerte famoso, no. Tú llegas al periodismo porque quieres contar una historia”
¿Siempre la tuviste claro el por qué querías convertirte en periodista?
No. En el camino, yo era practicante, no sabía si quería ser periodista. El día a día de los coches bomba, de las huelgas, de las bombas lacrimógenas, dijo esto es una película de acción y me gusta.
Siempre me han gustado las historias, y en Perú, el periodista no se aburre porque siempre hay historias. Cuando crees que lo has visto todo, en el Perú siempre aparece una historia más sorprendente que la otra.
¿El periodismo te ha quitado algo?
No, no me ha quitado nada. No, me ha regalado todo. Me dio amigos, experiencias, habilidades, desarrolló en mí habilidades que no tenía. Me puso al límite, me puso en la decisión de tener que hacerlo a pesar de no estar preparado. Desarrolló en mí fortaleza. Desarrolló mi autoestima, me enseñó a conocer y, pese a que nunca fui prejuicioso.
Tras pensarlo un poco más, cae en la cuenta de que la carrera lo único que le quitó fue un poco de tiempo y momentos familiares. Sin embargo, su familia siempre entendió su pasión y dedicación por el periodismo.
El integrante de “Arriba mi gente” reconoce que el tratar siempre a todos sus entrevistados de forma horizontal ha sido fundamental. “Tú no puedes ir a una entrevista con una idea preconcebida, no puede ir con otra persona que es distinta a ti, desde un pedestal desde donde marques una distancia. Eso me enseñó el periodismo, todos tienen algo que decir, hasta el delincuente”, puntualiza.
¿Altercados con tus entrevistados?
Sí, he tenido varios altercados, desde que la entrevistada se paró y sacó el caset de la cámara y se lo llevo. He tenido momentos en los me han botado mal de un lugar. También me ha dado mucha paciencia, de esperar tu momento y de disfrutar cada día.
¿Alguna vez intentaste abandonar la carrera?
Cada noticia es diferente, pero el proceso de hacerla es igual, entonces es rutinario, el truco está en ver cada noticia justamente con esa novedad. Que no perdamos la emoción, el día que pierdas la emoción, también es cuando dices: ‘Creo que esto es lo que ya no me gusta’.
Sí, claro, porque me agota. Hace poco, venía con un traingin muy fuerte y no sabía podía resistir más. Y ya cuando tu familia te reclama.
Para alguien que se ha desenvuelto a lo largo de su trayectoria en TV. ¿Cómo ve los nuevos formatos?
Yo no sé si hubiera podido encajar en este momento. Soy despistado, distraído. Yo me tomo mi tiempo, tengo que enfocarme. Ahora, todo es mucho más rápido. Ustedes tienen en la mano herramientas poderosísimas, el mismo reportero graba, escribe, edita a veces sus notas. Eso en mis tiempos no ocurría. Ya las últimas etapas, los reporteros editábamos, pero ahora todo lo hace un aparatito, todo es más rápido. Veo eso. Me sorprende
A ver si me pongo en plan dinosaurio, me llama la atención de las nuevas generaciones, la falta de compromiso. La falta de no entregar más de lo que pueden dar, las pocas ganas, el poco ponche. Eso es a veces me da un poco de coraje.
¿Es un tema más generacional?
Es generacional, sí, porque como todo cae por el teléfono, como todo está en el teléfono, como todo lo vas a encontrar en la mano. Voy a esperar que todo caiga, antes era ve tú y búscalo. Tenías que tocar puertas, rogar por una entrevista.
¿Cómo se informa Fernando Díaz?
Fuentes oficiales, si es una foto, video raro, busco la fuente. Google, cruzo información, busco el Twitter de la fuente si realmente está ahí. A veces llamo para saber si está ahí, he cometido errores por la inmediatez, pero muy poquitos. Y cuando he cometido errores, he pedido disculpas porque no hay que pasar por altos los errores.
Si solo tuvieras una opción para elegir entre reportero, periodista, conductor o productor ¿Cuál sería?
Yo volvería a ser reportero. Sí, porque periodista puede ser cualquiera. Yo creo que el reportero, es la columna vertebral de un programa y no hay nada más rico que ser reportero, yo puedo decir que soy periodista porque estoy sentado en una mesa de conducción y recibo todo lo que mis productores me dan.
A ver sal a la calle, busca la nota, consigue la nota, regresa al canal o al diario, redacta la nota, bien contada, que no se caiga, léela, edítala y muéstralo, eso es una chamba. Eso es la esencia, te da un aprendizaje total porque ves todas las cosas.
La soberbia, el hambre de poder, el querer brillar por encima de cualquier. El no saber trabajar en equipo, este es un trabajo en equipo. O sea, el alucinarte la estrella de la televisión no te va a llevar a grandes lugares. Esto es una chamba en equipo. El gran problema de un periodista es cuando se embelese, cuando se corrompe.
Imaginemos que volverías a nacer ¿Escogerías nuevamente ser periodista?
Me lo pienso, es que ahora hay cosas que me gustan, pero no sé si me hubiera ido bien… Creo que repetiría la historia porque he vivido momentos tan bonitos, he conocido gente tan buena. He tenido compañeros formidables, para quien le gusta trabajar en equipo, este es el lugar. Repetiría la historia indudablemente.
¿Cómo fue tu paso a ‘Arriba mi gente’?
Hay mucha gente que me dice por qué te fuiste del lado periodístico y ahora estás haciendo un magazín. Yo pienso que los periodistas nunca dejamos de ser periodistas porque que siempre estamos pensando qué pasará. Me di la oportunidad de conocer otras habilidades, creo que todavía no estoy al cien por ciento, creo que me falta muchísimo para desenvolverse por completo en este tipo de formato. Todavía hay barreras mías que me impiden ser mucho más desenvuelto, pero lo importante aquí es qué te hace feliz. Y ‘Arriba mi gente’ me hace feliz. Me ha mostrado el cariño de la gente que no sabía que tenía, me mostró que podía hacer otras cosas que no sabía. Me sacó de mi zona de confort.
Cómo hicieron tu esposa y tú para que su matrimonio funcione con el poco tiempo que a veces deja la carrera
Por suerte, mi esposa es comunicadora, trabajó en televisión, también es de familia de periodista, ella sabe cómo es esto. Ella siempre me ha advertido, siempre me pasó el dato, ella entendía todo. A veces, unas cosas le chocaban. Pero… los periodistas queremos estar siempre donde está el problema.
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