El ciclista, medallista de bronce en Lima 2019 destaca infraestructura del Velódromo de la VIDENA, que es clave para su preparación profesional
Paseaba por los cerros del distrito de Carabayllo con la bicicleta que le regaló un primo, semanas después de haber dejado Iquitos. Eran sus primeros días en la capital peruana, cuando Francis Cachique andaba sobre ruedas, sin casco, ni guantes, porque en casa solo alcanzaba para la alimentación y los estudios. Tenía 14 años y no imaginaba que esa afición luego lo conduciría a llegar tan lejos.
Ahora, Francis es deportista de alto rendimiento, seleccionado nacional de Perú y medallista de bronce en los Juegos Panamericanos Lima 2019, con un objetivo claro: arrancar con pie derecho el ciclo olímpico, para clasificar a Paris 2024.
“Yo vengo de un barrio muy humilde, pero siempre pensé en grande. Me la creí y, por eso, alcancé mis sueños. Mi padre fue ganadero y tengo cinco hermanos. La pobreza no es excusa. Hay que tener ganas y voluntad para comerse al mundo, pero te tiene que nacer del corazón. Desde que yo me monté a una bicicleta, nunca me puse límites”, afirma.
LLENO DE RETOS
Con esa disciplina y dedicación que lo definen, Francis Cachique reparte su tiempo entre los entrenamientos en el Velódromo de la Villa Deportiva Nacional (VIDENA) y las clases virtuales de fotografía y diseño gráfico.
Aunque la pandemia limitó su preparación hace meses, se ingenió para convertir su casa, ubicada en Pisco, en un centro de entrenamiento.
“Nunca me doy por vencido. Durante la cuarentena, fui a mi casa de Pisco para prepararme a conciencia. Llené de arena las botellas vacías, a fin de usarlas como pesas, subía y bajaba las escaleras, entre otras cosas. En esos momentos, pensaba en el inicio de mi carrera, cuando no tenía guantes, bicicleta, casco, suplementos, etc.”, recuerda.
UN VELÓDROMO CLAVE PARA EL CICLISMO
Participar en los Juegos Panamericanos Lima 2019 y obtener la medalla de bronce en la prueba de velocidad por equipos significó un punto de quiebre en la carrera profesional del ciclista, quien se ha convertido en un ejemplo de superación y sacrificio ante los ojos de muchos jóvenes talentos.
“Lima 2019 me cambió la vida. Fue la vitrina que necesitaba para mostrarme. La vida me recompensó con una medalla. Siempre trato de hacer bien las cosas y compartir mis enseñanzas con los chicos que vienen a realizar bases de entrenamiento en el Velódromo de la VIDENA”, agrega.
Según refiere, este recinto homologado por la Unión Ciclística Internacional será clave en la formación de deportistas, ya que su diseño facilita la enseñanza a niños y permite la realización de competencias de talla internacional.
“Mi generación y la que viene van a darle muchas alegrías al país, porque ahora tenemos un escenario de primer nivel, como es el Velódromo, gracias al Legado. Su trabajo para que el recinto luzca en buen estado es fundamental. Así muchos ciclistas seguirán potenciando sus habilidades”, resalta.
El exponente nacional seguirá preparándose, a fin de afrontar uno de los desafíos más importante de su carrera: el Panamericano de Pista, a desarrollarse en junio del presente año en el Velódromo de la VIDENA, administrado por el Proyecto Legado.
En su retorno a los certámenes internacionales, Francis apunta a subir al podio, para seguir inspirando con su amor al ciclismo. “Dios da la lucha más difícil a sus grandes guerreros”, finaliza.
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