Latina Noticias conversó con Rodrigo Bedoya Forno, crítico de cine y docente, sobre el cine peruano, los premios Oscar y la proyección de la industria cinematográfica- aún en desarrollo- en nuestro país.
Este domingo 10 de marzo se celebrará una gala más de los famosos premios Oscar, en la que se galardona lo mejor del cine de Hollywood. En 2009, la cinta peruana «La teta asustada» de Claudia Llosa fue nominada a un Oscar a Mejor película en idioma extranjero en esta gala, convirtiéndose desde entonces en el único largometraje peruano en ser nominado en esa categoría. ¿Por qué ninguna otra cinta con sello peruano ha logrado alcanzar también una mención en esa categoría?
El crítico de cine Rodrigo Bedoya Forno, docente de la Universidad de Lima, comenta que la respuesta es más compleja de la que se cree y que «no tiene que ver con la calidad» de las cintas enviadas por nuestro país para la consideración de la Academia en esa categoría.
«Hay que entender el Oscar, y más la categoría a Mejor Película Internacional como una campaña en la que básicamente hay películas que parten con una ventaja sobre otras: si tiene un distribuidor en territorio estadounidense, si tiene el apoyo, fue comprada o producida por un servicio de streaming, si se va a estrenar en cines en territorio estadounidense», explica.
Bedoya menciona que, en este caso, estas casas productoras, los grandes monstruos del streaming, harán lo necesario para que la película sea visible para los votantes de la Academia.
«Creo que no tiene que ver nada con la calidad. Esto no tiene que ver nada con que si la película es buena, mala, muy buena, muy mala. No tiene nada que ver con eso, tiene que ver con el respaldo que va a tener esa película tanto del distribuidor o el servicio de streaming que la vaya a exhibir», comenta.
En ese sentido, el interés que estas empresas tengan en que la película sea visible es parte de su campaña promocional y de marketing para que la gente la vea. Eso explica, refiere Bedoya Forno, en la presencia de las películas como «La Sociedad de la Nieve», que es la apuesta de Netflix para Mejor Película Extranjera.
«Entonces no va a tener ningún problema gastar plata, en organizar rondas de prensa, reuniones con periodistas de distintas partes del mundo. Un nivel de exposición que películas que no tienen un servicio streaming o que no tienen una distribución garantizada en Estados Unidos no tienen», agrega.
El calendario de estrenos peruanos de cada año incluye más cintas que han sido rodadas en regiones, que llegan a las salas de cine de todo el país, aunque muchas con horarios difíciles para los cinéfilos y con contadas funciones.
«Muchas veces hay esta situación en la que las películas peruanas no consiguen los mejores horarios y ahí hay un tema, de cierta manera, a discutir: ¿puede una película peruana hablada en aymara, por decir cualquier idioma, competir de igual a igual con una película estadounidense? Esa es una discusión interesante. ¿Cómo hacer para que las películas peruanas encuentren el público que necesitan? Evidentemente una película filmada en Puno, en aymara, con un presupuesto muy chiquito no va a poder competir de la misma manera en un cine como una película que tiene efectos especiales o una narración trepidante», comenta Bedoya Forno.
La Ley de Cine vigente, promulgada en 2019, «es un impulso que parece interesante en cuanto a la producción se refiere, ha permitido que se hagan muchas películas muy distintas entre ellas, que representan la diversidad del Perú». Da como ejemplo que en el Festival de Cine de Lima, presentado por la PUCP, estaban en competencia cuatro películas peruanas, todas en idiomas originarios.
«No sé si otros países que tienen la diversidad cultural que tenemos nosotros, esa diversidad cultural se ve representada en su cine de la manera en la que pasan en Perú y eso creo que es una cosa importantísima. Me parece que es un logro muy fuerte. Creo que por ese lado, el apoyo constante del Estado sí ha marcado una diferencia, que ojalá continúe», refiere.
Agrega que la actua Ley del Cine ha permitido dinamizar la producción en el Perú, «lo que da trabajo, lo que permite que se desarrollen rubros técnicos que generan un movimiento interesante en las industrias culturales, que son, de cierta manera, algo que resulta muy importante y cada vez más en los productos brutos internos de los países».
Una de las mayores críticas que se le hace al cine comercial peruano es que presenta a «los mismos actores». Pero, ¿eso es cierto? Rodrigo Bedoya considera que, haciendo un conteo de todas las películas peruanas que se exhibieron el 2023, por ejemplo, que fueron más de 70, «las caras no se repiten».
«Quizás ese prejuicio tenga una razón, o sea hay un motivo para ese prejuicio y tiene que ver con que básicamente muchas veces las películas peruanas más visibles son las que tienen dinero para, por ejemplo, anunciar más, aparecer más en medios, hacer un trabajo en redes sociales mucho más grande. Son películas que tienen una dinámica más comercial y dentro de esa dinámica es que por ahí vemos algunos rostros relativamente conocidos tanto el cine como en la televisión», finaliza.
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