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Víctor Bustillos es un capitán de la Policía en retiro de 62 años, que se atendió en la clínica Maisón de Santé en 2021, tras contagiarse de COVID-19. Dos años después, le llegó una carta notarial que amenaza con embargarlo si es que no cancela las facturas de esta atención.

La clínica firmó un convenio con el Fondo de Aseguramiento en Salud de la Policía Nacional del Perú (Saludpol). Sin embargo, no ha pagado la atención de Bustillos, quien ahora debe cancelar 54 mil soles a este centro de salud, bajo amenaza de iniciar acciones legales.

Según la clínica, Saludpol le debe más de 58 millones de soles por la atención de más de 600 de sus asegurados en 2020, 2021 y 2022. A pesar de las cartas enviadas a la entidad, al Ministerio del Interior y a la propia presidenta Dina Boluarte, no ha recibido respuesta.

Saludpol desconoció ante Punto Final el convenio firmado. Esto, pese a que el propio acuerdo fue publicitado por la PNP en su momento. Según ellos, están al día con las deudas de este año con la Maison de Sante; pero las deudas de pandemia no las reconocen.

En comunicación escrita, la clínica admitió que las cartas enviadas a los pacientes fueron una forma de presión para exigir el cobro y aseguró que no ejecutará sus amenazas con los pacientes. Sin embargo, exigen que Saludpol honre sus deudas.

Otro centro de salud al que Saludpol le debe es la clínica La Luz de un Ángel, especializada en niños con autismo o problemas de desarrollo. A esta, le adeuda 700 mil soles. Padres y madres de familia han visto interrumpidas las atenciones a sus menores por la falta de pago.

AFILIADOS HACEN LARGAS COLAS PARA EXIGIR SU DINERO

Pero tal vez el lado más cruel de esta historia es que ancianos y madres de familia hacen colas interminables para exigir la devolución de lo gastado en medicinas. Pacientes con alzheimer, oncológicos o recientemente operados, que se ven obligados pasar por este calvario burocrático.

Para pedir un reembolso, ya sea una pastilla de cinco soles o una hospitalización de varios miles, el procedimiento es igual de largo y tedioso. Formatos, hojas foliadas, vouchers informes. Cada paciente debe dejar su convalecencia y hacer una larga cola para presentar su pedido.

Luego de varios meses, con suerte, tendrá el dinero, o tal vez no, y debe acudir a ver qué ocurrió. Si la respuesta del personal no es de su agrado, sin ningún tipo de empatía por los asegurados, lo mandan a reclamar a la central de Saludpol, ubicada en Chorrillos.