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Llegamos a Tierra Santa. Un maravilloso viaje en el tiempo a un lugar sagrado, símbolo para el cristianismo y tierra prometida para el judaísmo. Un lugar que nos recibe con historia, aventura y los brazos abiertos.

 

Visitamos la Basílica de la Natividad, la cual está erigida sobre el sitio donde nació cristo. Para llegar al lugar exacto hay que bajar hasta el sótano. Apenas unos pocos escalones que parecen ser muchos por la cantidad de peregrinos que han llegado. Hasta que por fin, podemos arrodillarnos para tocarla estrella que marca el lugar exacto.

 

Una estrella de 14 puntas representando las 14 estaciones de la cruz. “Aquí de la Virgen María nació Jesús”, es lo que dice la inscripción. Una gruta pequeña, al lado de la cual está ubicada una reja que protege lo que fue el pesebre.

 

Son pocos los cristianos que viven en Belén. Para alentar su desarrollo, venden artesanías. Rosarios hechos a mano. Siendo Belén, abundan los nacimientos. Hermosas obras talladas en madera de olivo. Muchos de un solo tronco.

 

Pero en este increíble recorrido, había que volver a los lugares por donde vivió Cristo. Así llegamos al Mar de Galilea, donde Jesucristo inicia su misión escogiendo a sus 12 discípulos. Hasta este hermoso rincón llegan peregrinos del mundo entero, todos contagiados por la alegría de estar en Tierra Santa.

 

 

Jerusalén nos recibe por una de sus siete puertas. Una ciudadela amurallada de casi un kilómetro cuadrado. La vieja ciudad está dividida en cuatro barrios: el armenio, el judío, el cristiano y el musulmán. No siempre buenos vecinos. Cada uno independiente. Lo único en común es que en algunos lados hay solo casas y en otros, comercios.

 

 

La habíamos visto desde lejos. Era La cúpula o domo de la roca, resaltando dentro de la vieja ciudad de Jerusalén. Para los judíos, desde esta primera piedra se construyó el mundo. Para los musulmanes, de aquí ascendió Mahoma. Para los cristianos, el lugar donde Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo como prueba a Dios.

 

El muro que resguarda el templo es el muro de los lamentos, el lugar más sagrado del judaísmo. El lado izquierdo para hombre y el derecho para mujeres. Oran balanceándose, pues oran con todo el cuerpo.

 

Pero para los cristianos, la vieja Jerusalén tiene un significado más que especial, allí revivimos la pasión y muerte de Jesús. Se calcula que entre una y dos horas habría llevado Jesús la cruz hasta donde sería crucificado en el Gólgota. En estos días de Semana santa, los turistas recorren cada una de las 14 estaciones cargando una cruz como lo hizo Jesús. Desde que fue condenado a muerte hasta el santo sepulcro.

 

Tras recorrer todos los parajes y recintos de los inicios de la fe cristiana, estamos seguros que este será un viaje inolvidable y que sin duda marcará nuestra vida para siempre.