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El 12 de noviembre, en el campus trujillano de la Universidad César Vallejo (UCV), se develó una estatua dorada con la imagen de César Acuña, propietario de esta casa de estudios. Según la institución, fue una iniciativa de los «fundadores», todos ellos exdocentes de la Academia Preuniversitaria de Ingeniería que trabajaron en sus inicios con el excandidato a la presidencia.

En una ceremonia interna, en la que estuvieron presentes María Teresa Acuña, hermana del actual gobernador regional de La Libertad y gerente de finanzas de la Universidad Autónoma del Perú, así como Kelly Acuña, hija del líder del partido Alianza para el Progreso, se develó el monumento que tan solo dos días después sería retirado por la polémica que se desató en redes sociales.

Esta estatua dorada no es la primera vez que la imagen de César Acuña recibe un culto de este tipo. En 2021, en el mismo campus universitario, el excandidato presidencial presentó un busto de sí mismo a propósito de los 30 años de la UCV. Un largo sueño cumplido, como prueba el periodista Christopher Acosta en su libro «Plata como cancha» (Aguilar), donde relata que el político deseaba una escultura suya desde 1998.

LA VISITA A HARVARD, UNA INSPIRACIÓN

«La primera semana de octubre de 1998, César (Acuña) vuelve de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, con una idea que no puede sacarse de la cabeza», cuenta el jefe de la Unidad de Investigación de Latina en su larga crónica sobre el dueño de la UCV. «Había participado allí, durante tres días, del seminario ‘Evaluación y mejoramiento de la calidad de la educación superior en América Latina’. Pero de la experiencia se queda con una imagen: la de la estatua que, del fundador de esa casa de estudios —John Harvard—, hay en medio del campus universitario».

Es así que, al volver a Trujillo, César Acuña «busca al secretario general de la Universidad César Vallejo y le cuenta sus planes». En aquel tiempo, dicho cargo lo ocupaba Eladio Angulo Altamirano, quien después de dos décadas, continúa Acosta, «será despedido del consorcio por negarse a mentir en el asunto del libro». «Angulo conocía a César de mucho tiempo atrás, había sido su profesor en la Universidad Nacional de Trujillo, otra de las instituciones en que la certificación de nuestro personaje está bajo sospecha».

«Es como autoridad de la universidad de Acuña, ese 1998, que este lo busca y le comparte su idea: si la Universidad de Harvard tenía una estatua de John Harvard, la Universidad César Vallejo debía tener una estatua de César Acuña«, cuenta el autor de «Plata como cancha». Sin embargo, Eladio Angulo decide decirle «que no» a su jefe. «Tomándose unos segundos para encontrar las palabras adecuadas, y no herir el ego de quien considera se merece un monumento, Angulo consigue desembarcarlo de la idea con elegancia: ‘Las estatuas son para los muertos. No sabía que ya te querías morir, Cesitar'».

UNA FIESTA EN LA UCV

Más allá de lo anecdótico, lo cierto es que la celebración de sí mismo le ha pasado factura a César Acuña. En agosto de este año, la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu) decidió sancionar a la Universidad César Vallejo «con una multa total de S/ 1 160 363,38». ¿La razón? Su propietario festejó en estas instalaciones su cumpleaños. Una fiesta en la que desembolsó más de S/ 180,000, entre agentes de seguridad, decoración, orquesta, comida para 2,000 personas y otros gastos.

En una resolución, el Consejo Directivo de la Sunedu manifestó que estas actividades “no tienen vinculación con un fin universitario”. En el documento también se mencionan las medidas correctivas impuestas a la casa de estudios superiores, tales como la presentación de un plan de compensación por los desembolsos hechos para la celebración del cumpleaños del gobernador de La Libertad.

A través de un comunicado, la UCV indicó que solicitaría la reconsideración o impugnación de la sanción impuesta por Sunedu.