Por Nedelka Tamariz
El déficit hídrico se ha vuelto más crítico en ciertas regiones del Perú, especialmente en el sur del país. Este agravamiento se relaciona con la llegada del fenómeno de El Niño y los efectos del cambio climático. En este informe de Latina Noticias, hablamos sobre la escasez de agua en las regiones andinas, que actualmente no solo viene afectando en la vida cotidiana de la población del sur, sino que también plantea una grave amenaza para la agricultura y la ganadería, poniendo en riesgo los cultivos y la supervivencia de los animales.
A diferencia de la zona norte de Perú, donde las lluvias aumentan, en el sur se enfrentan a sequías y una marcada falta de precipitaciones.
En la región andina, el periodo de lluvias suele iniciar en septiembre, aumentando gradualmente hasta alcanzar su punto máximo en los meses de enero, febrero y marzo en un año normal. Sin embargo, el año 2023 se ha presentado un déficit hídrico, especialmente en la sierra central oriental y la sierra sur oriental, afectando principalmente a departamentos como Cusco y Puno. Estas deficiencias de lluvia se han vuelto significativas, llegando incluso a niveles de sequía moderada, severa e incluso extrema, según SENAMHI. En este informe, exploraremos las causas, los efectos y los pronósticos relacionados con este año deficitario en la región andina.
«Queremos que llueva en cantidad», así resume Gabriel Quispe, corresponsal en Puno, las demandas de cientos de agricultores y ganaderos de una de las zonas más afectadas por las sequías.
Las pérdidas económicas relacionadas con el déficit hídrico en la región andina, especialmente en Puno, son de gran magnitud. El problema que comenzó el año pasado continúa afectando gravemente la campaña agropecuaria. «Se está viviendo crisis alimentaria por sequías», señala Francisco Aquise, presidente de la Cámara de Comercio de Puno. Asimismo, describió para Latina Noticias los devastadores efectos del déficit hídrico en su región: «Este problema ha golpeado duramente la agricultura local, con pérdidas de hasta el 90% en cultivos como la quinua y el 80% en tubérculos, principalmente la papa».
Esta escasez de agua no solo afecta a las familias más vulnerables que carecen de sistemas de riego, sino que también ha generado un aumento del 100% en los precios de los alimentos, como tubérculos y granos andinos. Además, la falta de forraje para el ganado ha provocado una crisis en el sector pecuario.
El fenómeno del Niño, junto con el cambio climático, ha exacerbado la falta de lluvias en la región, llevando al lago Titicaca a niveles históricamente bajos. La falta de lluvia también ha afectado la totora, una planta esencial para las islas flotantes de los Uros y para la alimentación del ganado en la zona.
En términos de pérdidas económicas, se estima que el sector agropecuario ha sufrido el impacto más significativo, con pérdidas que oscilan entre el 50% y el 90% en varios cultivos y actividades relacionadas. Los efectos se sienten especialmente en las comunidades más vulnerables, los niños, los adultos mayores y el ganado, que enfrentan una elevada mortalidad debido a la falta de agua y alimentos.
Aquise precisó: «las comunidades locales han buscado soluciones como la agricultura de pastos con raíces profundas y la compra de alimentos de otras regiones, pero la situación sigue siendo crítica. La falta de coordinación entre el gobierno regional y el Poder Ejecutivo ha dificultado la respuesta a esta crisis».
El año 2023 comenzó con un contexto climático distinto, marcado por la presencia del fenómeno La Niña en el Pacífico Central. La Niña, en contraste con El Niño, se caracteriza por un enfriamiento de las aguas del océano Pacífico, lo que contribuyó a las deficiencias de lluvia en la primavera de 2022. Durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 2022, la región experimentó condiciones climáticas adversas debido a La Niña.
Además de La Niña, otros factores atmosféricos influyeron en las deficiencias de lluvia. La configuración del sistema conocido como la «alta de Bolivia,» que transporta vientos húmedos desde la Amazonía, no fue lo suficientemente intensa ni adecuadamente posicionada para llevar la humedad necesaria a la región andina. Por otro lado, la entrada de vientos secos desde el océano Pacífico también contribuyó a secar la atmósfera, impidiendo la formación de lluvias significativas.
Kris Marrou, ingeniera especialista en climatología de SENAMHI nos explica: «A partir de junio, julio y agosto, la región andina no experimenta su temporada de lluvias, por lo que no se esperaba que estas deficiencias se resolvieran durante esos meses. Sin embargo, la combinación de La Niña en la primavera de 2022 y las condiciones atmosféricas desfavorables en el verano de 2023 generó un escenario de sequía persistente».
Los efectos del déficit de lluvias en la región andina han sido significativos y se han observado en varios sectores. La especialista de SENAMHI nos señala: «En cuanto a los caudales de los ríos, estos se han visto afectados, y el lago Titicaca ha alcanzado niveles históricamente bajos. La disminución del agua en estos cuerpos de agua ha tenido un impacto negativo en el suministro de agua para consumo humano y riego agrícola».
Por otro lado, el déficit de lluvias ha generado estrés hídrico en los cultivos, lo que ha afectado negativamente la producción agrícola. Las actividades agrícolas se han retrasado debido a la falta de humedad en el suelo, y se prevén impactos en la cosecha.
Marrou, agrega: «La escasez de pasto debido al déficit de lluvias ha afectado a la ganadería, lo que se traduce en una reducción de la calidad y cantidad de alimentos disponibles para el ganado».
De acuerdo con la especialista, las perspectivas climáticas para la región andina son motivo de preocupación. El evento del Niño en el Pacífico Central se espera que persista durante la primavera y el verano, lo que sugiere que las deficiencias de lluvia podrían continuar en la sierra sur y central del país.
«Entre las deficiencias sin precedentes, es decir, nunca antes registradas, se tiene: el octubre 2022, noviembre 2022 y enero 2023, más seco de los últimos casi 60 años, en estaciones meteorológicas de Puno como «Huaraya Moho», «Azángaro» y «Cuyo Cuyo», esto considerando el periodo de registro instrumental de dichas estaciones meteorológicas», agrega Marrou.
Para septiembre, octubre y noviembre de 2023, se prevé que las deficiencias continúen en la Sierra Sur, mientras que la Sierra Central podría experimentar lluvias dentro de lo normal. La Sierra Norte, por otro lado, podría tener un escenario más lluvioso.
En cuanto al verano de 2024, los pronósticos indican que la Sierra Norte podría experimentar condiciones más lluviosas, mientras que la Sierra Central y la Sierra Sur podrían enfrentar nuevamente deficiencias de lluvia. Además de estas proyecciones, el contexto climático actual también señala la presencia del evento del Niño en el Pacífico Central, lo que aumenta la probabilidad de deficiencias en la sierra sur del país, particularmente en Puno.
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