Aunque el sol no se vea, su efecto sobre la piel sigue presente. Un dermatólogo aclara por qué usar protector solar todos los días es una decisión clave para tu salud.
Aunque no veas el sol, sigue ahí. Y también su efecto sobre tu piel. Muchas personas creen que solo deben usar protector solar cuando hay sol radiante, pero eso es un error. Así lo explica el dermatólogo Mariano Jaramillo: “Muchas veces la gente se confía cuando el cielo está nublado, pero la radiación ultravioleta igual llega a la piel”.
Los rayos UV no desaparecen con las nubes. De hecho, los rayos UVA –los más peligrosos a largo plazo– pueden atravesarlas y penetrar las capas más profundas de la piel, provocando envejecimiento prematuro y aumentando el riesgo de cáncer cutáneo. Los rayos UVB, por su parte, son los que pueden generar quemaduras, incluso si el día no está soleado.
Por eso, los especialistas recomiendan aplicar protector solar todos los días, sin importar el clima. Ya sea que esté nublado, llueva o haga frío, tu piel está igual de expuesta a los efectos dañinos del sol. El protector solar no es solo para la playa: es una barrera diaria contra el daño invisible.
“El horario más crítico es entre las 7 de la mañana y las 4 de la tarde”, advierte el doctor Jaramillo, quien también explicó que lo ideal es aplicar el protector cada tres horas. La piel no sabe si es verano o invierno, ¡protégete siempre!
Además, el uso constante del protector solar ayuda a prevenir manchas, arrugas y pérdida de elasticidad. Es un pequeño gesto diario que tiene un impacto enorme en la salud y el aspecto de la piel con el paso del tiempo.
Así que ya sabes: no importa si ves el sol o no. Incorpora el protector solar a tu rutina diaria como un hábito tan esencial como lavarte los dientes. Tu piel te lo va a agradecer.
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