Según explicó la mujer, su mascota ya se encontraba viejo.
La noticia que ha sacudido a Argentina en los últimos días ha dejado perpleja a toda una comunidad. El caso de una mujer de 51 años que llevó a su perro a una carnicería para que lo sacrificaran ha generado un profundo debate sobre los límites de la responsabilidad y el respeto hacia los animales.
La historia, surgida en La Plata, provincia de Buenos Aires, parece sacada de una pesadilla para los amantes de los animales y defensores de los derechos de los mismos. La mujer, cuyo nombre no ha sido revelado, acudió a un carnicero con una solicitud descabellada: pedir que sacrificaran a su perro de raza golden retriever, Tobías, argumentando que ya era demasiado viejo.
El carnicero, identificado como Osmar, relató con incredulidad cómo la mujer se acercó con total seriedad a hacer su petición. Al principio, pensó que se trataba de una broma de mal gusto, pero pronto se dio cuenta de que la mujer estaba decidida. Incluso llegó a preguntar cuánto le cobrarían por faenar a su mascota, destacando las supuestas cualidades estéticas de Tobías, resaltando su «buen pelaje» y su apariencia física.
Lo más desconcertante es que esta no era la primera vez que la mujer intentaba deshacerse de su mascota. Según su confesión en la carnicería, ya había llevado a Tobías a dos veterinarias en busca de su sacrificio, pero ninguna accedió a hacerlo. Ante la negativa de los profesionales de la salud animal, decidió recurrir a un lugar inimaginable para poner fin a la vida de su fiel compañero.
El impacto de esta historia va más allá de la indignación que provoca. Plantea preguntas profundas sobre la ética y la responsabilidad que conlleva tener una mascota. ¿Hasta qué punto se puede considerar aceptable deshacerse de un animal por motivos tan superficiales como la edad o la estética? ¿Cuál es el papel de la sociedad y las instituciones en la protección de los derechos de los animales?
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