El éxtasis de Universitario y la desazón de Alianza Lima, por Fernando Egúsquiza
En la antesala del partido del miércoles en Matute, Alianza Lima y Universitario de Deportes sabían lo mucho que se jugaban. Era la final de la Liga 1 2023, nada más y nada menos. De ello dependía su futuro inmediato, el éxito y la consagración eran la única salida; de lo contrario, muchas cosas podían cambiar para bien o para mal. Y de eso estamos siendo testigos.
Aquí te dejo el contraste de los compadres, que hoy se encuentran en momentos distintos tras la obtención del título de la ‘U’. Puedes estar de acuerdo o no, te leo en las redes sociales. Comencemos:
Universitario vive un momento sublime. Volvió a ganar un título después de largos nueve años y lo hizo en matute, repitiendo la hazaña de 1999. Alianza Lima dejó escapar el sueño del tricampeonato, tuvo que pasar por lo que menos quería su hinchada, que su clásico rival vuelva a ganar un título y lo haga en su propia casa.
El título de Universitario se gestó el pasado 3 de marzo. Ese día, la administración del club decidió la contratación de Jorge Fossati. Se trata de un técnico con cartel, experiencia y que ya sabía de ganar títulos todo nivel. Alianza Lima entró en confusión cuando a partir de un juego que no convencía debido al importante plantel que conformó, decidió despedir al ‘Chicho’ Salas, el técnico que lo sacó campeón del Clausura y con el que ganó el título nacional 2022. Se tuvo que improvisar con Nixon Perea, responsable de la reserva, para luego darle 13 partidos a Mauricio Larriera. Con la llegada del uruguayo, Alianza no mejoró su juego y menos su funcionamiento, pero mantuvo los buenos resultados que lo llevaron invicto a la final.
Fossati ya había confirmado su capacidad con una buena presentación en la Copa Sudamericana, un torneo en el que en casa se hizo invencible hasta alcanzar el título del Clausura para llegar a la gran final. La experiencia de Fossati pesó en el duelo con Larriera, en la ida y en la vuelta, más allá del empate en el último minuto en el Monumental. La ‘U’ lo superó en los 180 minutos y el 3-1 global fue el reflejo de ello.
Tras la final, Fossati baila feliz con sus jugadores celebrando la gloria, mientras Larriera dejó de ser el técnico de Alianza Lima. La directiva no le perdonó que el equipo no haya tenido funcionamiento en las finales, el planteamiento, el cambio de sistema en Matute y la no utilización de jugadores como Bryan Reyna, Franco Zanelatto y Jesús Castillo desde el arranque en el último partido y hoy Alianza está en busca de su reemplazo.
En 2023, Alianza Lima hizo bulla mediática con la llegada de Christian Cueva y Carlos Zambrano, dos jugadores de selección, que llegaron para marcar una diferencia, además de Andrés Andrade, Santiago García y el mismo Pablo Sabbag, que pasaron la temporada con un bajo promedio de juego y producción. No le dieron el equipo lo que fueron a buscar de ellos por temas de lesión que fueron detectados de manera tardía. Por su parte, Universitario, con menos inversión, trajo a Williams Riveros, Matías Di Benedetto y Martín Pérez Guedes, también llegó Emanuel Herrera. La diferencia está en que la ‘U’ terminó jugando con tres de ellos como titulares en las definiciones y le aportaron al equipo que finalmente salió campeón.
El apagón de Matute es una decisión que hoy lamentan todos. Las investigaciones están abiertas y comprometen legalmente a las cabezas del club. José Sabogal, administrador de Alianza Lima, y Diego Montoya, gerente de Marketing, no seguirán en el club. El Fondo Blanquiazul ha decido hacer cambios radicales. En tanto, Universitario va a encender las luces del Monumental para recibir en su casa y con su gente el trofeo que lo adjudica como campeón nacional. Aquello le representará al club un lleno de banderas y una fiesta inolvidable para sus hinchas que gritarán orgullosos la obtención de la estrella 27.
Estaba escrito que la final esperada por todos entre Alianza Lima y Universitario iba a traer consecuencias para ambos, efectos tan opuestos como potentes. La victoria iba a empoderar al ganador e iba a sumergir en una dura crisis institucional y de cambios al perdedor, tal cual lo estamos viendo, un evidente contraste. El éxtasis crema y la desazón blanquiazul.